Luis Flores
Las fiestas del mañana
Hay un nuevo documental sobre la banda mítica The Velvet Underground está dirigido por Todd Haynes, acabo de verlo parcialmente, en estos tiempos todo lo hago de esa manera, como que el tiempo no alcanza o creo que no alcanza y empiezo a pensar en otras cosas, tal vez las redes sociales me atraparon y he desarrollado ese extraño déficit de atención que se ha vuelto tan común en los últimos años en los que a muchos nos cuesta terminar un libro, escuchar un disco completo, ver una película sin distraernos o dejar tareas simples sin concluir, quizá esto solo sea un problema personal y mi manera de justificarlo es “a todos les está pasando” mal de muchos consuelo de tontos dice la sabiduría popular, pero la intención de hablar todo esto es diferente, tal vez muchos de ustedes ni siquiera han escuchado a The Velvet Underground que era la banda de Lou Reed, John Cale, Moe Tucker y Sterling Morrison y que Andy Warhol tomó como banda de su espacio Factory, una especie de galería experimental en New York donde se gestó mucha de la obra más importante de Warhol, el primer disco de The Velvet apareció en 1967 y no estaban solos a “sugerencia” de Warhol tuvieron que incluir en su alineación a Nico, actriz europea que había aparecido en la película La Dolce Vita de Fellini y que llegó a Nueva York y pasaba mucho tiempo en Factory, la banda no estaba de acuerdo, pero terminaron grabando uno de los disco más influyentes de la historia del rock un disco que en su portada tenía una ilustración de Warhol, un simple plátano, que irónicamente es una de las portadas más reconocidas en la historia del rock, un disco que mostraba un sonido nuevo que estaba conformado por el rock and roll más primitivo que era el sello de Lou Reed y un lado más experimental que John Cale aportaba ya que venía de una formación clásica pero además estaba muy inmerso en la vanguardia sonora de aquellos días, esta mezcla dio por resultado un trabajo que sigue sonando fuera de lo común y que sigue siendo escuchado y tomado como referencia por bandas de todo el planeta, en aquellos tiempos vendió solo 30,000 copias (lo que hoy parece muchísimo, pero en aquellos días era muy poco según los cánones de las discográficas de ese tiempo). Brian Eno dice que a pesar de lo poco que vendió, lo importante es que cada persona que compró el disco formó una banda, lo que vuelve la influencia de The Velvet Underground en algo inconmensurable, algo que es difícil medir de manera tangible, una influencia que sigue activa, aunque cada vez de manera más sutil en estos tiempos pandémicos en los que es difícil concentrarse.