- Los ejecutivos en finanzas piden una actuación firme del Banco de México ante el repunte de la inflación y cierre anual esperado de 7.37%, la más alta en dos décadas.
Para 2022, en las perspectivas económicas del Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas (IMEF) prevalece una “alta incertidumbre”; los indicadores recientes sugieren un estancamiento de la economía del país y en los pronósticos hay reservas por el impacto que generarían reformas al sector energético, el debilitamiento de instituciones como el Instituto Nacional Electoral (INE) y los cambios en las políticas monetarias internacionales.
El Comité de Estudios Económicos del IMEF estima que para próximo año habrá un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2.9% y una inflación de 4.1%. Aunque esas tendencias se darían en caso de que no se presenten “nuevos choques económicos” externos e internos, qué por su naturaleza son impredecibles.
Lo que sí es una realidad actual, son los signos de estancamiento económico, toda vez que existe 0.4% de caída del PIB en el tercer trimestre de este año; la actividad industrial creció 0.6% mensual en octubre y hay una contracción marcada de 1.3% en el sector de la construcción, “lo que resulta preocupante”, manifestó el organismo en un comunicado.
Aunado a ello, el IMEF subraya que la Inflación repunta a los mayores niveles vistos en dos décadas, lo cual requiere de una actuación firme por parte del Banco de México, pues alcanza una lectura anual de 7.37%, la más alta desde el 2001.
Anticipan consecuencias negativas sobre la economía nacional y las variables financieras, ante una eventual aprobación de las reformas al sector energético.
Respecto a los “choques económicos” externos que podrían cambiar la tendencia económica del país, el IMEF refiere que, si los bancos centrales de Estados Unidos y Europa modifican su política monetaria a un ritmo mayor al esperado, las repercusiones sobre mercados y variables financieras, así como sobre la actividad económica, pueden ser considerables, y arrojar cifras diferentes a las pronosticadas.
En lo que corresponde al aspecto interno, el organismo advierte que una eventual aprobación de las reformas sobre el sector energético podría tener consecuencias negativas y palpables sobre la economía nacional y las variables financieras.
Lo anterior, generaría salidas de capital más aceleradas, presiones marcadas sobre el tipo de cambio y las tasas de interés, así como una nueva recesión en la actividad económica.
Otro aspecto que también inyecta incertidumbre al desempeño de nuestra economía es el entorno político, principalmente si se traduce en debilitamiento de instituciones clave, como el Instituto Nacional Electoral o en medidas de política pública desafortunadas.