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Spider-Man contra la aracnofobia

IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
Fuera de las serpientes, sólo las más de 100 mil especies de arañas tienen el poder de provocar miedo y repugnancia a un número comparable de personas. La severidad de esta reacción puede ser tal que amerite ser considerada como una fobia específica, tanto en esa especie de Biblia que entre los psiquiatras es el Manual Estadístico de los Trastornos Mentales, como en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (versión 11.0) de la Organización Mundial de la Salud.
Al igual que otras fobias, el miedo patológico a las arañas por lo general comienza en la niñez, y varios estudios indican que esta aracnofobia afecta, sospechosamente, a más del doble de mujeres que de hombres (es posible, según algunos investigadores, que más de un hombre no esté siendo honesto sobre la red de emociones que en él despiertan estos bichos). Los aracnofóbicos tienen una ansiedad excesiva y persistente ante un encuentro actual o anticipado con arácnidos y evitan toda situación en la que pudiese darse.
Miedo y repugnancia
La ventaja de la aracnofobia, para un investigador de fobias, es que ésta es muy fácil de inducir (encontrar y transportar una araña a un laboratorio no es, por lo general, una tarea titánica), por lo que la investigación de este desorden de ansiedad ha sido extensa y ha permitido, entre otros hallazgos, determinar que, a esa percepción de amenaza que causan estos artrópodos a quien la padece, hay que añadir una sensación de repugnancia.
Esto es palpable en experimentos en los que los aracnofóbicos participantes se niegan en su gran mayoría (tres cuartas partes de ellos) a comer una galleta sobre la cual se ha atrevido a posar sus patas una araña. Otros estudios muestran que el miedo intensifica la repugnancia que nos causan arañas patonas, tarántulas, viudas negras y el resto de estos invertebrados, pero que la repugnancia no incrementa el miedo que sentimos hacia ellas.
Cineterapia Marvel
Es aquí donde entra en acción nuestro amigable y ficticio vecino, el Asombroso Hombre Araña -como se le conocía por estos rumbos en tiempos preglobalizados-. Ahora que las supertaquilleras y exitosas películas de Marvel consiguieron, en una década, extender la fama de buena parte de sus personajes de la fanaticada comiquera a millones de personas, no es ocioso conjeturar que, al menos ese elemento de repugnancia en quienes sufren de fobia por arañas pueda reducirse en algo si, al salir de las salas de cine, cada vez que piensan en estos trepadores aparece en su mente su escena favorita protagonizada por Spider-Man/Tom Holland o Black Widow/Scarlet Johansson.
Para explorar el posible efecto de esta cineterapia en la reducción de la aracnofobia y de la fobia a las hormigas o mirmecofobia -aprovechando que Ant-Man, el Hombre Hormiga, forma parte también del Universo Cinematográfico Marvel-, el psiquiatra Yaakov S.G. Hoffman y sus colegas dividieron al azar a 424 participantes, con una edad promedio de 32 años y 58% de ellos mujeres, en cuatro grupos de igual tamaño. Estos participantes vieron un fragmento de “Spider-Man: De regreso a casa” (grupo 1), “Ant-Man: El Hombre Hormiga” (grupo 2), el inicio de otra película de Marvel (grupo 3) o una escena natural de un prado (grupo 4).
La duración de cada uno de estos videos fue de siete segundos y el nivel de aracnofobia (grupo 1), mirmecofobia (grupo 2) o de miedo a los insectos (entomofobia, grupos 3 y 4, que sirven como control, para descartar que un efecto en el nivel de fobia se debiese únicamente a la excitación de cualquier cinta de Marvel o, por el contrario, a la relajación de una escena bucólica) fue medido mediante un cuestionario antes y después de la proyección.
Fantasía sanadora
A pesar de lo reducida que fue la exposición a arañas y hormigas en un contexto fantástico, como lo es en Spider-Man y Ant-Man, los participantes que presentaban cierto grado de aracnofobia y mirmecofobia vieron reducidos sus niveles de ansiedad hacia arañas u hormigas. Este resultado, señalan los psiquiatras, no es nada despreciable en términos de costo-beneficio, considerando que siete segundos de exposición lograron una reducción de la aracnofobia de un 20%.
Qué tan duradera sea esta reducción todavía está por verse, pero los autores del estudio consideran que, dado que las fobias no son racionales, cintas de fantasía como las de superhéroes pueden ser de ayuda al tratar otras fobias.
Con la cineterapia superheroíca como parte del tratamiento de pacientes con aracnofobia, a la diversión que ésos pueden experimentar, se suma la reducción del estigma con la que muchas veces se les marca por acudir a un psiquiatra o a un psicólogo. Imaginemos, por ejemplo, una escena en la que, al ser cuestionado sobre qué es lo que hace con su terapeuta durante una consulta, el aracnofóbico responde: “Entre otras cosas, vemos cómo Spider-Gwen salva de nuevo a la telaraña del Spiderverso”.

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