IMPULSO/ Agencia SUN
Washington, EU.
A Donald Trump no le gustó nada que Rusia enviara un contingente de soldados a Venezuela. Caracas está en el centro de su política exterior, al menos en el hemisferio americano, y la presencia rusa -unos 100 efectivos enviados durante el fin de semana- es un estorbo para sus esfuerzos por acabar con el régimen de Nicolás Maduro, a quien envió nuevamente el mensaje de que todas las opciones están sobre la mesa y advirtió que “fuera de lo militar, no se puede alcanzar más presión” de la que se ejerce ya sobre el régimen.
“Rusia tiene que irse”, ordenó Trump, desde el Despacho Oval. A su lado estaba Fabiana Rosales, esposa de Juan Guaidó -líder opositor reconocido por medio centenar de países como presidente encargado venezolano-, de visita por Estados Unidos (el martes estuvo en Nueva York y el miércoles en Washington donde se vio con altos funcionarios de la administración y varios congresistas).
Rosales aprovechó el mayor altavoz del mundo -una fotografía en el Despacho Oval con el presidente de EU- para hacer más fuerte su llamado para que Washington actúe rápidamente para sacar a Maduro del poder. “Nuestros niños mueren porque no hay luz, no hay comida, y nuestra gente se está muriendo en los hospitales. Esto no puede continuar”, subrayó y no escondió su temor por “la vida” de su marido, explicando que se han cometido atentados en su contra. “Atacar a su entorno es atacarlo a él”, comentó, en referencia a la detención de Roberto Marrero, su jefe de gabinete.
Para Trump, todas las opciones siguen estando sobre la mesa en el tema de Venezuela. “Fuera de lo militar, no se puede alcanzar más presión de la que ya tienen”, señaló, preguntado por enésima vez si todavía piensa en usar el ejército.
Su secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que el diálogo con México para analizar el futuro de Venezuela se mantiene, a pesar de la divergencia de opiniones sobre qué hacer con la crisis en el país caribeño. México, junto con Uruguay, son los dos países del hemisferio que apuestan por una salida negociada. “Personalmente he estado en contacto con esos dos gobiernos”, comentó Pompeo ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
EU sigue convencido de que, por el momento, no hay negociación posible. “No hay evidencia de que haya ningún valor en hablar con Maduro. Su momento ha llegado, su momento ha pasado. Ha llegado el momento de que se vaya”, sentenció.
La embajada de México en EU comentó que siguen intercambiando opiniones sobre los respectivos puntos de vista sobre la situación en Venezuela con sus contrapartes.
Pompeo se mostró determinado a continuar con la política de sanciones contra el régimen venezolano y aseguró que gran parte de la tarea diplomática se centra en convencer a los militares que seguir apoyando a un “mafioso” como Maduro es “inútil”. Auguró que la “reconstrucción” será un “proceso largo” y que será necesaria la asistencia económica de cuantos más países mejor, porque, según sus cálculos, se deberá desembolsar entre 6 mil millones y 12 mil millones de dólares.
Según un reporte de “The New York Times”, Naciones Unidas suplicó a Maduro y Guaidó en una carta confidencial que acaben con la batalla política que los enfrenta sobre la ayuda humanitaria que está bloqueada, y que se permita que la comida y medicinas puedan llegar al pueblo venezolano. Según el documento revisado por el diario neoyorquino, la ONU apunta que “casi toda la población” de Venezuela “vive en pobreza”.
“La politización de la asistencia humanitaria en el contexto de la crisis hace más difícil la entrega de la asistencia en concordancia con los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia”, señaló.