IMPULSO/ Miguel A. García
Metepec
Con dedicación la señora Agustina Morales de 74 años inicia lo que será una jornada diferente para ella del día de las madres: las mañanitas, los regalos y abrazos tienen que esperar, tiene una cita en el Panteón San José de San Jerónimo Chicahualco, en Metepec. Antes que la jornada avance debe visitar a su esposo e hijo que ahí descansan.
Este 10 se Mayo, día de las madres, dice, recuerda más que nunca a sus cinco hijos pero sobretodo a los dos que le ha tocado despedir; mientras selecciona las flores que lleva en su visita, y limpia el espacio los recuerdos de un tiempo que ya se fueron cómo mamá le dan vida así como el agua conque riega la tierra seca del camposanto le da vida al lugar.
“Es muy bonito porque siempre que está uno criando pues hay mucha felicidad mucho amor cuando se cada uno para mi fue muy bonito casarme duré 35 años casada solo que mi esposo falleció”.
Una vez que se es mamá, afirma, nunca se deja de serlo, incluso los pensamientos van más hacia el dolor por los hijos que no están reconoce que mientras se crece las ausencias duelen más.
“No pues si mi hijo cumplió un año el mes pasado el vino de Estados Unidos a morir, ya na más me duro un año vino muy mal duró 16 años por allá le dio la diabetes enfermedades renales ya nada más me duró un año un mes y para mi fue muy duro perder otro hijo”.
Con detenimiento coloca cada flor, les habla mientras está con ellos. Hoy la abuela de siete nietos intenta sembrar en ellos la semilla de que nunca olviden a quienes los antecedieron y que como ella esperará su visita cada 10 de Mayo.
“La mamá si es fundamental más la mamá que el papá, me decía mi señor que él se iba a morir o si él se moría primero se iba a juntar con otra mujer porque ya no iba a ser lo mismo”, finalizó.
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