IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
El ajuste de estable a negativa que hizo este lunes la agencia Standard and Poor’s (S&P) sobre la perspectiva de calificación de Pemex indica mayores presiones que enfrentará la petrolera mexicana para acceder a crédito así como la necesidad de mayor apoyo por parte del gobierno para tratar de mejorar su complicada situación financiera y endeudamiento.
Este anuncio de S&P es resultado de su decisión del viernes pasado de bajar de estable a negativa la calificación de México, como consecuencia de una menor confianza de los inversionistas en las decisiones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
En términos simples, el anuncio de la calificadora pone el dedo en el renglón sobre las dudas existentes en el sector financiero de qué tan viable son las acciones de apoyo que aplicará el gobierno sobre Pemex y cómo afectarán las finanzas del país.
Al igual que otras calificadoras, Standard and Poor’s evalúa el desempeño y planes a futuro sobre endeudamiento, compromisos financieros de Pemex, así como sus metas de producción, exploración de petróleo, entre otros indicadores.
Así, después de haber reducido la perspectiva de calificación de México, Standard and Poor’s consideró que Pemex tendrá mayores presiones en el corto plazo para pagar sus deudas, lo que en consecuencia también provocó una reducción en su perspectiva de calificación.
Las evaluaciones de las calificadoras sobre gobiernos y empresas son utilizadas por inversionistas para medir qué tan viable resultará hacer negocios y qué riesgos existen de que el país o la empresa caigan en incumplimiento de sus compromisos financieros.
En el caso de México, la calificación por parte de S&P se mantiene en ‘BBB+’ y ‘A-2’ y en moneda local de ‘A-‘ y ‘A-2’. La reducción de su perspectiva a negativa indica que hay mayores riesgos de que estas calificaciones bajen y afecte su grado de inversión.
En el caso de Pemex, Standard and Poor’s también se revisó su evaluación de perfil crediticio a ‘b-‘ desde ‘bb-‘ debido al continuo deterioro de sus perfiles de riesgo de negocio y financiero de la empresa, lo cual ha comprometido la recuperación de sus principales líneas de negocio.
De concretarse una baja en la reducción de las calificaciones tanto de México como de Pemex, se elevará el costo de financiamiento que solicitan en los mercados y disminuirá la confianza de los inversionistas en sus planes a futuro en el corto y mediano plazo.