Julio 16, 2024
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EMPATÍA Y HUMANISMO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Los tiempos actuales son de esperanza, pero también de incertidumbre. La realidad que ha tomado la pandemia de Covid-19 y que pareciera llegó para quedarse, debe mover vida y corazones para ser más humanos y sensibles frente al dolor de las personas que se enfrentan a una enfermedad, a momentos de adversidad económica, emocional o tienen vacíos que los hacen perder el rumbo.

Ante el aumento que vivimos en el número de casos contagiados por el virus del SARS-CoV-2, es importante que cada persona reflexione desde su realidad personal, familiar y comunitaria, qué respuesta debe dar ante esta situación que, los tiempos de hoy, exigen de nosotros.

La historia nos ha probado que el cuidado permitió a la especie humana vivir y sobrevivir bajo las más adversas condiciones ambientales, sociales, económicas y políticas.

Tal cuidado, debe comenzar por uno mismo y muchos se olvidan de sí. En esos descuidos hacen daño a su organismo y después tienen que enfrentar enfermedades, consideradas un castigo, cuando en realidad, en la mayoría de los casos, es consecuencia de sus decisiones.

También por no cuidarse consciente o inconscientemente perjudican a los que los rodean. Así lo vemos con aquellos que no respetan hábitos de higiene, no respetan normas sanitarias o contagiados de Covid-19 andan por la calle como si nada, esparciendo virus a los demás.

A muchos se nos olvida que el amor hacia uno mismo, es la fuente para el amor hacia los demás. Por tanto, ¿Cómo se va a pensar en no hacer daño al otro, si no pensamos ni en nosotros mismos?, ¿Cómo vamos a frenar los contagios si cuidamos unos de otros?, ¿Cómo vamos a construir un mejor país, si nos olvidamos de normas elementales de convivencia como el respeto a los demás?

Es una realidad, no estamos acostumbrados a pensar en el otro, cada vez somos más insensibles a los que sufren, cuando los tiempos actuales, más que nunca, exigen ser empáticos y solidarios: con el que tiene hambre, está desempleado o simplemente con quien su salud mental lo tiene atrapado en un laberinto sin salida.

Es un signo de los tiempos encontrar a hombres y mujeres con baja autoestima, que no invierten en su persona y se estancan; como también quien está en el otro extremo y el egoísmo los ciega al grado de no ser capaces de ayudar a quien requiere apoyo.

No obstante, en medio de este mundo materialista y egocentrista, es posible encontrar quien brinda ayuda y cuidado del otro con un interés real por la persona, con respeto a su dignidad como ser humano y realmente inciden en la calidad de vida de otros.

Esto nos lleva a no olvidar la importancia que tiene la educación humanista, aquella que se ha olvidado en algunos colegios y hasta en el hogar. No perdamos de vista que la educación según el humanismo ayuda a los individuos a reconocerse como seres únicos, capaces de amarse y amar a los demás; motiva a desarrollar sus potencialidades y ponerlas al servicio de los suyos, no sólo familiares y amigos, sino de los miembros de su comunidad.

El respeto al ser humano es el fundamento de las relaciones humanas y centrar el cuidado en la persona es indispensable para construir una mejor sociedad, en eso tenemos que estar educando a nuestros niños y jóvenes.

Hoy, más que nunca se requiere de hombres y mujeres comprometidos con su tiempo y con su espacio para dar esperanza a las personas que por sus circunstancias de vida han caído en la desesperanza.