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Devoran la vía pública

  • Comerciantes establecidos de la avenida Isidro Fabela invaden el primer carril de la vialidad con mercancía.

Ana Lydia Chávez Flores/Toluca

Es apremiante la intervención de la autoridad municipal para ordenar la actividad comercial en la zona de la Terminal de Autobuses-Mercado Juárez y garantizar un tránsito fluido, así como el desarrollo de actividades comerciales en un ambiente seguro.

Con el arranque de la temporada navideña, inició el “estira y afloja” comercial entre los locatarios establecidos y los ambulantes de la avenida Isidro Fabela sur, en las inmediaciones de la Terminal de Autobuses. Los primeros no están dispuestos a ceder espacio a los segundos, y han optado por ser ellos mismos, quienes invaden las banquetas e incluso el primer carril vehicular que se encuentran frente a sus comercios.

En el afán de tener la atención de los clientes e incrementar sus ventas, la vía pública ha sido invadida por vistosas y aparatosas mercancías, propias de la temporada decembrina, las cuales se exhiben afuera de los comercios establecidos. Cuestionados al respecto, los comerciantes fijos argumentan que “prefieren ser ellos quienes ocupen la vía pública, a permitir que los ambulantes se instalen”.

Fotos: Pepe González.

De acuerdo con el Bando Municipal vigente y el Código Reglamentario del municipio de Toluca, la ocupación de la vía pública está sujeta a autorización “provisional” y supervisión de dependencias como de Gobernación, Desarrollo Económico y Seguridad Pública; las primeras para vigilar el correcto desempeño de la actividad comercial, y la tercera, para salvaguardar la seguridad e integridad de los transeúntes y potenciales compradores.

Los documentos consultados, refieren que la invasión de la vía pública puede ameritar la retención de las mercancías y multas en el caso de los comercios establecidos.

En cuanto al tema de seguridad, el Código Reglamentario Municipal establece, en reiteradas ocasiones, que la “obstrucción de la vía pública”, es motivo de sanción pues impide el libre tránsito de personas, con los consecuentes riesgos a su integridad física y en sus bienes. Dicho de otra manera, obstruir la vía pública favorece la delincuencia y puede provocar accidentes a los transeúntes al dificultar su paso.

Trátese del comercio semifijo, como de locatarios, la invasión de la “vía pública” puede convertirse en un problema que va más allá de quién gana al cliente. Está visto que, en escenarios como este, la incidencia delictiva aumenta por la dificultad de los peatones para circular.

Un elemento adicional a esta compleja operación comercial es la aglomeración de las personas y el descuido total de la sana distancia, lo cual puede complicar nuevamente la condición de pandemia en la cual hemos vivido los últimos 20 meses.