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COMENTARIO A TIEMPO

IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave
FALLECIÓ HERNÁN URIBE ORTEGA, PILAR DE LA FELAP V
QUINTA Y ÚLTIMA PARTE
Al gran colega, Ernesto Carmona, el entrañable camarada de Hernán Uribe Ortega, al compartir su dolor.

Con esta entrega concluimos la serie dedicada al enorme periodista e internacionalista chileno, Hernán Uribe Ortega, no como un homenaje póstumo sino de vida, porque su legado tras 94 años de existencia, perdura por siempre. Así concluye su artículo “El diario del Che, o como burlar a la CIA” -7 de octubre de 2004-, un resumen abigarrado de su libro “Operación Tía Victoria”; editado en México, Chile y Cuba:

El golpe maestro
El 29 de junio de l968, el diario Granma (La Habana) anunció: Edita el Instituto del Libro el Diario del Che en Bolivia. Estará a disposición de nuestro pueblo a partir del próximo lunes. Un grupo de editoriales de varios países en América y Europa editará simultáneamente en francés, inglés, español y otros idiomas el trascendental documento histórico. En Chile lo hizo Punto Final.

En el prólogo de la edición, escribió Fidel Castro: Desde el punto de vista revolucionario la publicación del Diario del Che no admite alternativa; y acerca de cómo había sido posible obtener el documento, dijo simplemente que algún día se sabrá.

Inicialmente, el régimen dictatorial de René Barrientos, negó en La Paz que el texto fuese auténtico y acusó a La Habana de editar un diario falso. Más, la evidencia era tal que el 9 de julio y dejando en la estacada a Barrientos, el ejército admitió la autenticidad del texto y afirmó que tomaría medidas para ubicar a los culpables.

Influyó también en el reconocimiento el emplazamiento que el 3 de julio, y hablando por cadena de radio y televisión, hizo Fidel Castro a que probaran que el diario era falso. Junto con aparecer como un arma póstuma del Che, la revelación de su diario frenó bruscamente las intenciones de negociar la publicación ya hechas públicas por círculos castrenses bolivianos y, al mismo tiempo, desnudó los manejos de la CIA para editar un texto falsificado. (Agentes de la CIA que portaban credenciales del ejército boliviano, fotografiaron y conocieron el Diario antes que los bolivianos). Transcurrida una semana desde la circulación del Diario la seguridad militar, señaló acertadamente al todavía ministro Arguedas como el culpable de lo que era para ellos un grave delito. Según lo pudo relatar después Arguedas estaba convencido de que lo matarían. Optó pues por huida y lo hizo hacia Chile.

El 19 de julio de l968, Arguedas y un hermano que lo acompañó llegaron al poblado de Colchanes, sito en las alturas de Los Andes, a unos 300 kilómetros al norte de Iquique. Barrientos, en La Paz, proseguía su carrera de dislates. Dijo primero: Yo no sé si es un secuestro o una fuga y al día siguiente: quizás Arguedas se ha puesto al frente de los guerrilleros sobrevivientes. Pronto fue trasladado a la capital chilena donde se encontró con la hostilidad de la policía local y de las autoridades encabezadas por el ministro del Interior, Edmundo Pérez Zujovic. Estuvo, en los hechos, encarcelado, aunque fue defendido por el abogado Jaime Faivovich, uno de los integrantes de la Operación Tía Victoria. Fue en este paso fugaz por Santiago que pudimos conocer personalmente al ahora ex ministro Arguedas y antes de que fuera prácticamente expulsado del país. Nos confirmó que en Chile también había sido interrogado por agentes de la CIA, que él había conocido antes.

En los días que técnicamente estaba bajo custodia de la policía política, se le permitió una dudosa conferencia de prensa dirigida por un detective. Allí declaró: Nunca tuve el honor de conocer al comandante Ernesto Che Guevara y no soy un agente comunista internacional. Soy un revolucionario de la gran patria latinoamericana.