IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave
Fortino, un ser amoroso, seductor y trabajador XIV/ Decima cuarta parte
Terminada abruptamente la aventura de Grupo Nueva Radio, mi hermano Fortino Ricardo retomó su puesto en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE; por nuestra parte a la Revista “Libertas”, que ya habían convertido los hijos Teodoro Raúl y Gustavo, en periódico interuniversitario y con él la publicación de la “Guía Universitaria”, anuario que les dio mucho prestigio, empresa que ahora tenía que dar para las tres familias.
Nuestras labores fueron dos prioritarias que iban en paralelo: lograr las concesiones y retomar las luchas gremiales y con ellas la defensa de las libertades de prensa y expresión, así como el derecho a la información que le asiste a la sociedad en su conjunto.
Fueron meses difíciles, a veces angustiosos, la prensa publicaba desavenencias entre la Presidencia de la República y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, situación que provocaría un caos en el proceso de adjudicación de concesiones de radiodifusoras y canales de televisión, que se había abierto tras más de un cuarto de siglo sin licitación alguna.
Por fin llegaron las concesiones para Comercial Libertas, dos y fronterizas: Nogales, Sonora y Matamoros, Tamaulipas. Para entonces el hermano Fortino Rentería, quien en su recuerdo escribimos esta serie, había sido nombrado gerente de la tienda del ISSSTE de Hermosillo, en sus horas libres y en los fines de semana nos auxiliaba en la recepción del equipo, en los trámites institucionales y luego en la instalación y lanzamiento de la que sería “La Sonora de Nogales”.
Mi consanguíneo pidió su cambio a la tienda de la ciudad fronteriza, obvio que se lo concedieron, dejaba la tienda de la capital del estado.
Va de anécdota: el servicio de taxis es muy caro en Hermosillo, por lo que Fortino decidió viajar en autobús, el calor en esa ciudad es abrumador, y resulta que al bajar de uno de esos viajes y caminar una o dos cuadras, se sintió agobiado y se recargó en un poste de fierro, resultado: se quemó el brazo izquierdo, por fortuna sin mayores consecuencias.
Otra anécdota: A Alberto Cortés, lo conocí en su primera presentación en México, en un bar llamado “Quid”, propiedad de Emilio Azcárraga Milmo, precisamente cuando pertenecí a su grupo corto de amigos. Después le abrió las puertas de la Televisión con el éxito obtenido.
Resulta que ya instalados en Nogales, en uno de nuestros viajes a la ciudad del norte de Sonora, en el Teatro de la misma se anunció un concierto con Alberto Cortés. No lo pensamos fuimos los dos matrimonios o las dos hermanas y los dos hermanos. Después de la función fuimos a saludar al gran poeta y cantautor argentino. Fue la última vez que lo saludé personalmente. Alberto acaba de emprender el viaje al eterno éter, al igual que mi hermano, a los 79 años, no llegaron a cumplir los 80. Triste coincidencia. Esto lo escribo en su memoria en solidaridad con su familia e incontables amigos.
Después de algún tiempo mi hermano renunció para siempre a la burocracia para convertirse en el director general fundador de la XHAZE FM “LA SONORA DE NOGALES”. CONTINUARÁ.