IMPULSO/ Mauricio Meschoulam
Elecciones en EU: dos lecturas paralelas
Hay varias lecturas que pueden efectuarse acerca de lo ocurrido en las elecciones intermedias de EU. Desde un ángulo, si efectivamente estas elecciones fueron un referéndum sobre la gestión de Trump, ésta no pasa la prueba y, por tanto, el presidente que hasta hace un tiempo parecía invencible en lo electoral, muestra sus vulnerabilidades. Desde otro ángulo, sin embargo, Trump demuestra que tiene capacidad de conservar una sólida base que hasta ahora le ha sido suficiente para gobernar y que en un futuro podría resultar estratégica en su reelección. Algunas consideraciones al respecto:
Primero, la polarización en EU es real. Una mirada a las encuestas de salida nos arroja un perfil social, demográfico, geográfico, incluso de clase, muy distinto entre quienes votaron demócrata y quienes votaron republicano, entre otros varios signos de polarización. Los votantes demócratas y los republicanos parecen apreciar la realidad de su país desde ángulos opuestos, como si viviesen en universos paralelos.
Segundo, estas elecciones sí parecen haber sido un referéndum sobre la gestión de Trump: 86% de quienes votaron republicano dijeron que lo hacían para apoyar a Trump, mientras que 85% de quienes votaron demócrata dijeron que lo hicieron para oponerse al presidente. Bajo esos términos, y a pesar de las varias victorias republicanas, Trump no fue el vencedor y, por consiguiente, no es imparable.
Tercero, dicho lo anterior, podemos afirmar que Trump sí mantiene viva, y con buena salud, a esa base que lo sostiene. Su narrativa es altamente eficaz para convocar emociones que van desde el miedo y el terror, hasta el enojo, la frustración o la desesperanza, a fin de cautivar a una audiencia amplia que lo escucha y que conecta fuertemente con su relato. Esto, tanto en el pasado como en el presente, le funciona para obtener triunfos (o transferírselos a su partido) en espacios geográficos que son clave y que pueden ser cruciales para su reelección. El presidente, en otras palabras, está en campaña desde hace tiempo.
Cuarto, por consiguiente, si creíamos que ya nos acostumbramos a una presidencia conflictiva, espere usted a la etapa que sigue. El entorno conflictivo tenderá a incrementarse aún más. Esta conflictividad aumentará si los representantes demócratas deciden proceder contra el presidente en temas como la investigación de su récord de impuestos, o el lanzamiento de investigaciones paralelas acerca de las potenciales conexiones del gobierno ruso con Trump o su equipo. Ante tales escenarios, Trump encontrará sin duda cómo pelear.
En suma, nos esperan dos años interesantes. Lamentablemente, el entorno de polarización no tenderá sino a exacerbarse. En ese contexto, es importante efectuar las dos lecturas paralelas que parecen dibujarse estos días: la primera, que Trump y su discurso no son infalibles ni gozan de una aprobación mayoritaria, lo que, si se entiende, arroja áreas de oportunidad para quienes vayan a competir en su contra en el futuro. Al mismo tiempo, sin embargo, está una segunda lectura: Trump conserva una base que sí confluye con sus planteamientos, base que se encuentra ubicada en espacios geográficos que podrían resultar estratégicos en futuras competencias electorales de EU. El presidente (aunque no lo reconozca) ha recibido el mensaje de que, si desea seguir gobernando, esa base probablemente hoy es insuficiente. Lo que sigue entonces, será el aumento de tensiones generadas por sus esfuerzos para acrecentar esa base y la lucha de esos otros actores que buscarán frenarlo y quienes hoy finalmente pudieron derrotarlo.
Twitter: @maurimm