- El sociólogo e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEM, José Antonio Trejo Sánchez afirmó que estamos al tope de la violencia.
Hemos llegado al tope de la violencia, si no se logra la reconstrucción de los lazos sociales, se fomenta la calidad de vida y el bienestar de la población, será imposible pensar en generaciones sanas, productivas y sin síndromes, alertó el sociólogo e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México, José Antonio Trejo Sánchez.
El catedrático explicó que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), desde los 80 del siglo pasado, habló de una década perdida para los países de la región, situación que se ha agravado con la pandemia de Covid-19 porque se elevó la desigualdad y la pobreza. De ahí que necesitamos políticas más agresivas que incidan directamente en la calidad de vida de las personas, porque de lo contrario seguirá el debilitamiento familiar y social.
En ese sentido, subrayó que gobierno y sociedad deben pensar en la reconstrucción social, más que en la ganancia, los simpatizantes o lo electorero; ya que los programas sociales privilegian el asistencialismo y aunque se dé apoyo a los jóvenes con becas, el problema es que no hay un cambio en su entorno.
El especialista pidió tomar en consideración que ya existía violencia, pero se acrecentaron los índices por las nuevas dinámicas que impuso el confinamiento; situación que nos traerá como consecuencia “generaciones de jóvenes que crecen en la soledad y cuyo resguardo que tienen ya no es la figura paterna, sino los abuelos, aunque debilitados porque no son los encargados”.
Lo anterior, dijo que nos genera “una sociabilización precaria”, donde los jóvenes no están acostumbrados a la convivencia, no hay rituales como los de la familia tradicional mexicana y los lazos emocionales de reciprocidad son pocos, por lo que tendremos seres más individualistas, agresivos y renuentes a pensar en el otro.
Insistió que aspectos como jugar en la calle, enseñar a respetar a demás, a la autoridad, tener amigos duraderos se están dejando de lado, “no estamos criado niños ni jóvenes que cumplan con las normas tradicionales de convivencia y se están volviendo más agresivos”.
Trejo Sánchez manifestó que es posible revertir esa situación si se logra aprovechar el tiempo libre de las personas; se plantean programas de ayuda; se reconstruyen lazos sociales, lo cual implica ampliar los lugares públicos de convivencia, establecer talleres de ayuda en las escuelas, crear más programas de atención para las mujeres desprotegidas, entre otras acciones.