Agosto 15, 2024
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DESIGUALDAD FLAGELO DE NUESTRO MÉXICO

La equidad es un elemento central dentro del concepto de desarrollo humano, las personas deben alcanzar con la misma probabilidad de éxito sus aspiraciones individuales; sin embargo, como versa el “Credo” mexicano de Ricardo López Méndez escrito a la patria, en el día de la patria: “Tú hueles a tragedia, tierra mía” y, la desigualdad, como flagelo social se ha quedado presa de “cadena perpetua” en un México que no consigue concordia, ni legitimidad, mucho menos justicia.

Esta semana a todo pulmón escucharemos: “Viva México”, desde el balcón central del Ejecutivo Federal o estatal, hasta en las delegaciones de los poblados más humildes de nuestro país. En ese grito eufórico de los mexicanos está encerrado el nacionalismo y el orgullo de pertenecer a un gran pueblo. Al mismo tiempo, trae consigo al “fantasma imaginario”, pero a la vez real de la Conquista Española y su repudio al sometimiento de 300 años; aunque también representa un motivo para defender a la “Madre Patria”, porque hay mexicanos que así la consideran. Empero, es un tema que nos polariza y divide como otros tantos que nos niegan la posibilidad de mantenernos unidos y vernos como resultado un mestizaje y miembros de una misma nación

La conmemoración del inicio de la guerra de independencia remueve fibras de nuestro nacionalismo, nos cuestiona de dónde venimos y hacia dónde vamos. Nos remonta al surgimiento de una nación que desde niños aprendimos a llamar Patria.

En ese origen, la característica común de nuestro México fue fragmentación. Resultó más fácil someter a un pueblo dividido; bien dice la conseja popular: “divide y vencerás”. Tlaxcaltecas y Tarascos enemigos de los Mexicas, favorecieron a los españoles. Liberales y conservadores o centralistas contra federalistas convirtieron nuestro territorio en “tierra fértil” para las invasiones extranjeras al grado de llegar a la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio con ese ventajoso Tratado Guadalupe-Hidalgo de 1848.

Ejemplos históricos, muchos, México ha tenido como maleficio estar dividido y polarizado, tener el lastre de dirigentes que privilegian sus intereses personales por encima de los del pueblo y como resultado una marginación y desigualdad que pareciera nunca dejarán libre a este pueblo.

Hoy, seguimos polarizados, tal vez más que nunca. Entonces, ¿Cómo albergar la esperanza de que al pueblo mexicano le puede ir mejor?, pareciera una misión imposible, pero no lo es.

Comencemos por atacar la falta de equidad que existe entre municipios, hogares y personas. ¿Cómo?, vayamos a las fuentes de esa desigualdad, son muchas y variadas. A nivel municipal existen diferencias en el acceso a la infraestructura social, se debe mejorar y ampliar la cobertura de agua potable, energía eléctrica, la calidad de las clínicas de salud, la formación que se brinda en escuelas y dar mantenimiento a las vialidades, pues se nos ha hecho costumbre verlas con baches y en mal estado.

Frenemos también la discriminación que prevalece hacia los grupos minoritarios, muchos indígenas siguen marginados y otros sectores de la población que son excluidos por su credo, raza, preferencia ideológica y sexual.

A nivel hogares e individuos hay tantas formas de desigualdad, pero la más notable es de género. Las diferencias en la capacidad generadora de ingreso, en el tipo de ocupación y hasta quién ejerce la jefatura en el hogar crea situaciones no sólo injustas, sino que potencializan la violencia y la falta de una convivencia armónica.

Comencemos desde casa, repartiendo las tareas, cambiando el “chip” a nuestros hijos para no heredar prejuicios, tabúes, micromachismos, actos discriminatorios y, sobre todo, a no normalizar la pobreza, ni justificar la violencia, porque ningún mexicano la merece.