Arlequín
Ya lo habían hecho Robin Hood, Chucho el Roto y Juan Candelas, pero ahora…
sin ser bandidos, lo hicieron en la 4T: le quitaron a los ricos para dárselo a
los pobres.
Muchos de esos ricos se la pasan en las mañanas en desayunaderos políticos, de
Paseo de la Reforma, y por las tardes en los comederos, de Polanco o Santa Fe,
despotricando contra las políticas de la llamada Cuarta Transformación,
hablando de lo ridículo que, para ellos, resulta el tema de la rifa del avión
presidencial. ¡Ah!, pero a la primera llamada de Palacio Nacional acuden
prestos y, con la cartera abierta, a cenar tamales y chocolate que, aunque
hayan aceptado “voluntariamente”, les costaron entre 20, 50, 100 o
200 millones de pesos, o lo que es lo mismo, en números redondos, entre uno y
10 millones de dólares.
Y citando un clásico, con sus honrosas excepciones, la mayoría de esos
empresarios son críticos por las mañanas y dóciles por las noches. Aunque, sin
duda, se complementan muy bien con un gobierno que los llama conservadores,
fifís y hasta corruptos muy temprano por las mañanas y en las noches les pide
ayuda. Congruencia pura.
Claro que al salir de la cena con el presidente Andrés Manuel López Obrador y
con un hueco grande en la cartera, muchos de ellos dijeron a los medios que
iban a cooperar, pero no para seguirle la corriente a AMLO en el tema de la
rifa del avión presidencial, no. Aseguran que lo hacen por la salud de los
mexicanos, por los niños con cáncer, por la gente que no tiene acceso a los
medicamentos y los servicios médicos. Altruismo puro.
Y no vaya usted a pensar que alguno de esos machuchones, que asistieron a la
tamaliza de Palacio, esté pensando que por dar 20 o 200 millones de pesos
recibirá negocios u obras del gobierno por montos superiores a lo que
“donó”. No señor, no señora, para ellos lo más importante es la salud
de los mexicanos que siempre les ha preocupado.
Hasta ayer todo muy bien, algunos con 20 millones y otros con muchos más, pero
ya salieron de este compromiso. Sin embargo, el problema es que promesas como
las del avión hay muchas, muchas más, y eso a cualquier hombre o mujer de
negocios ya le hace prender los focos rojos.
Se imagina si los próximos tamales en Palacio son para levantar una colecta
para que el Presidente cumpla con su promesa de que el Sistema de Salud sea
igual al de los países nórdicos o al de Canadá… ¿A cuánto les van salir los
tamales en esa ocasión? ¿De a 200 millones para arriba?
Y qué tal que se le ocurra que para completar la construcción del Tren Maya se
haga una comilona en Palacio Nacional… A temblar empresarios, pues quizá se
sirva pejelagarto en chirmol a 100 millones el plato chico y 500 el grande.
Y para la refinería de Dos Bocas, ¿cómo vería usted una comilona con puchero
tabasqueño con calabaza criolla, yuca y macal, acompañado de totoposte y chile
amashito? ¿Rico, no?, pero no menos de 100 millones el cubierto, es decir, unos
100 milloncejos por boca.
Y ya entrados en altruismo, ¿qué tal un buen desayuno para recaudar fondos para
mejorar la seguridad pública?; por un menú de café, leche, jugo de naranja, pan
dulce, y un plato de frutas compuesto por papaya, melón y piña, como el que
ofreció a los diputados en días pasados, podría levantar varios cientos de
millones, en especial si crece el número de empresarios patriotas y altruistas,
de esos que sobran en este país.
Véalo bien, no hay imposibles en un país en el que empresarios y gobierno
trabajan codo con codo para crecer y mejorar los niveles de vida de la
población.
Y si de algo puede presumir esta nación es de la madurez de sus empresarios que
de pronto, de la nada, se dan cuenta de que el sexenio pasado, seguramente por
un error, el Infonavit les hizo pagos irregulares por la bicoca de cinco mil
millones y regresan, en principio, dos mil millones de pesos. Y como Dios
aprieta pero no ahorca, esos dos mil millones llegan justo cuando el Presidente
se comprometió a pagar ¡dos mil millones! a los ganadores de llamado sorteo del
avión presidencial. Suerte pura…
Recuerde que el próximo 15 de septiembre la Lotería Nacional celebrará un
sorteo de dos mil millones de pesos que será repartido en 100 premios de 20
millones cada uno. Así que los dos mil millones para pagar los premios llegaron
esta semana como caídos del cielo, y limpios de polvo y paja, sin necesidad de
hacer tamales y chocolate. ¡Y luego algunos conservadores dicen que no sirve de
nada levantarse temprano!
De este modo, los hombres y mujeres de negocios que, reitero, con sus honrosas
excepciones, eran los enemigos de la 4T podrían acabar siendo ahora buenos
aliados, eso sí, siempre y cuando les paguen amor con amor, pues de lo
contrario, la próxima vez que un empresario vea un tamal podría decir
“fuchi…”
ME CANSO GANSO.- Un sainete productivo
Lo que sí hay que decir es que esta semana con el sainete de la rifa del avión,
el Presidente levantó tres mil 500 millones de pesos que no estaban en el
presupuesto, y si este dinero llega directo al Sistema de Salud Pública, haiga
sido como haiga sido, algunos mexicanos de a pie podrían salir ganando.
ME CANSO GANSO II
Todos los mexicanos esperamos, en este momento, que no nos hagan de chivo los
tamales…