IMPULSO/ Luis Ángel Sánchez R.
Columna
Noticias de las monarquías del nuevo mundo…
Curioso pero cierto, aún ahora, luego de poco más de medio siglo de que la realeza latinoamericana originaria fuera abatida por la europea, principalmente la española y portuguesa, no obstante todo el proceso de forja de Estados democráticos, política y jurídicamente hablando en América Latina, principalmente en México y precisamente para diluir el efecto de la colonización europea, aún ahora, subsisten resabios de la monarquía ó monarquías disfrazadas de democracias en las que hasta dos o tres o cuatro generaciones de una sola familia se mantienen no solo beneficiadas del poder público sino como sus protagonistas…¡Qué curioso…tanto que se ha hecho para librarse del yugo de los monarcas europeos y no obstante los “mantenemos”…literalmente los mantenemos!
Y no crea, amable lector, que al hablar de varias generaciones de una sola familia enquistadas al poder público pensé o le sugiero pensar en ejemplos tan cercanos a los mexiquenses como sería el caso de la familia Del Mazo, vaya, considerando a las tres generaciones de personajes de ese apellido que han sido gobernadores del Estado de México; no, en esta ocasión resulta obligado citar otro ejemplo también de la realidad latinoamericana, pero del hermano país de Perú, ya que su expresidente, Alberto Fujimori, enjuiciado y hallado culpable de corrupción, según mandato judicial, del hospital donde se encuentra tendrá que regresar en estos días a la cárcel, tal cual.
Y es que si se ve con objetividad, el caso peruano es para verse y analizarse con atención casi casi obligada, porque no obstante que ya estaba considerado como criminal, “de cuello blanco”, y sentenciado, este personaje de apellido Fujimori, de origen oriental, resulta que “impulsa” a su hija, Keiko Fujimori, para que contendiera por la presidencia de la República del Perú en las elecciones pasadas…¿Quién podría considerarla como una opción para dirigir a una nación, con un antecedente tan ostensible de corrupción?
Bueno, habría que esculcar en aportaciones de sociólogos e intelectuales como Samuel Ramos y Octavio Paz, en ese orden y citándolos sólo como referentes de quienes han abordado el tema de la “ontología mexicana”, es decir, el cómo es nuestra cultura tal cual, porque de otra forma sería inentendible. Y es que si se ve con objetividad, tal vez no estuvieran tan errados -“equivocados”, corregiría el abuelo, “ni que fueran caballos”, diría-, en que subyace en la conciencia del colectivo mexicano en particular y latinoamericano en general, ese sentimiento traumático que dejó la conquista en 1521 -al menos en lo que hoy es México-…porque sólo así se entiende que seamos nosotros mismos los que nos vanagloriemos de mantener “monarquías vestidas de democracias”.
En fin, queda para la reflexión, porque en esta “cuarta transformación mexicana”, ya con la experiencia de las tres anteriores (el periodo independentista de Morelos, el de la Reforma juarista y el revolucionario de Calles, del PRI, tal cual), bien vale que nos planteemos seriamente qué tipo de gobierno queremos…¿No?