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COMENTARIO A TIEMPO

IMPULSO/Teodoro Rentería Arróyave

LIBERTADES Y SUSCEPTIBILIDADES

Como defensores acérrimos, a ultranza de las libertades de prensa y expresión, de ninguna manera nos podemos sustraer de la gran polémica que se ha armado, y qué bueno, entre el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador y algunos medios, colegas, internautas e inclusive empresarios.

En de reconocerse que las libertades primarias están muy ligadas con las susceptibilidades de las personas, sobre todo de personajes públicos, llámense políticos, empresarios, artistas e inclusive de todas en general que se interesan por el acontecer diario; pero también es de reconocerse que en el mundo de la comunicación no pocos mensajeros pecamos al igual de tener piel muy delicada.

López Obrador no es la primera vez, que se molesta con algunos medios y con las críticas de algunos colegas. Ahora se refirió a la portada de la revista Proceso; en consonancia con el uso de dichos del tabasqueño, diremos que “la burra no era arisca…”.

Ante ello, puntualmente explicó: “Durante tres décadas he recibido cuestionamientos, golpes, siempre he enfrentado a la prensa oficial y oficiosa. Ahora es distinto, porque ya no hay. Ahora los medios son libres, hay más pluralidad y profesionalismo, ya no hay boletines de prensa, ya no hay chayote. Además, existen las benditas redes sociales”.

Esto bastó para que se le fueran a la yugular al que se convertirá a partir del inminente 1 de diciembre en el LXIII Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. El que más o el que menos, en medios o en las redes sociales le ha entrado a la polémica, algunos puntos de vista con atinado análisis y otros con pasiones desbordadas como aquellos que todavía no asimilan que un verdadero político de izquierda llegue a la primera magistratura de la nación.

Primero es de comentarse que no estamos de acuerdo, aunque nunca nos opondremos en aras de las libertades, a ese periodismo que rebaza la crítica, para dedicarse a denostar, inclusive con calificativos a personajes de la vida pública, tampoco con los que se quieren convertir en acusadores y jueces, además de que se atreven a dictar sentencia. Recuerdo un programa donde el conductor al final daba su veredicto de inocente o culpable, y otro más donde se le calificaba al funcionario en una escala del 1 al 10.

Las acusaciones en contra de Andrés Manuel López Obrador, se vinieron en cascada y lo acusaron de todo, por ello también aclaró: “Afirmo que mi aspiración no es ser un dictador, sino representar a una república democrática”, y anticipó que si bien en su administración no habrá censura y se respetará la libertad de expresión, ejercerá siempre su derecho de réplica a las críticas que le hagan.

Posteriormente, en un video, explicó que la libertad de expresión implica mensajes de ida y vuelta; invitó a autolimitarnos, actuar de manera responsable, para finalmente declarar lo que estábamos esperando y es lo que verdaderamente importa: en mi gobierno “no va  a haber censura, no. No va a haber ningún medio censurado”.

Ante todo este embrollo, es tiempo de serenarnos todos y dejarnos de historias malsanas como la de asegurar que López Obrador por medio de la consulta pública se eternizara en el poder. El pueblo de México, estemos seguros, no tolerará ningún dictador, por eso me gusta repetir esa frase. El régimen sexenal, sin reelección alguna, es sabio, puesto que no permite que a un presidente lo reconozcamos demasiado, pero tampoco que lo odiemos a lo jarocho.