IMPULSO/Redacción/Teotihuacán
En un majestuoso escenario, en el altar que divide a las pirámides del Sol y la Luna de la zona arqueológica de Teotihuacán (lugar donde los hombres se convierten en dioses), se llevó a cabo la ceremonia del Fuego Nuevo, con lo que se da inició a la celebración de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, que en esta ocasión tendrán como sede principal la ciudad colombiana de Barranquilla y las subsedes de Bogotá y Cali del 19 de julio al 3 de agosto.
Una ceremonia que marca también el inicio de un ciclo olímpico, que comienza con los juegos deportivos regionales, continúa con los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y concluye con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, camino rumbo a tierras colombianas a través de relevos, que culminará en el Estadio Metropolitano el próximo 19 de julio a las 20:00 horas.
Una ceremonia divida en dos partes y presidida por Olegario Vázquez Raña, miembro de honor del Comité Olímpico Internacional (COI), presidente de la Federación Internacional de Tiro Deportivo y miembro permanente del Comité Olímpico Mexicano (COM), por Steve Stoute, presidente de la ODECABE, por Carlos Padilla Becerra, presidente del COM y vicepresidente de la Organización Deportivas Centroamericana y del Caribe (ODECABE), por Gonzalo Baute, secretario de Recreación y Deportes de Barranquilla, y por Alfredo Castillo Cervantes, director general de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte.
Acompañados los anteriores por Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico de Colombia, Daniel Noguera, director del Comité Organizador de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018, Carlos Alberto Acra Alva, IMCUFIDE, Luis Cumba, canciller de ODECABE, María José Alcalá Izguerra, jefa de misión para los JCC, Mario García de la Torre, secretario general, del COM, así como Arturo Cantú Nieves, presidente municipal constitucional de San Juan Teotihuacán, y Gregorio Martínez Moreno, presidente municipal constitucional de San Martín de las Pirámides.
En la primera parte, se rindieron honores a las banderas de México, ODECABE, COI y Colombia mediante la entonación de sus respectivos himnos. En la segunda, el evento central, la ceremonia del encendido del Fuego Nuevo, se realizó con vestimentas, música y danzas precolombinas a cargo de los alumnos de las Escuelas de Bellas Artes de Naucalpan, Calcuhuac y Ecatepec, que con espejos cóncavos y los rayos del sol encendieron la antorcha, una tradición que iniciaron los aztecas y que hace 68 años se retomó con motivo de la celebración de la justa deportiva.
Ceremonia que concluyó con la entrega de dicha antorcha a las autoridades municipales y estatales, a las autoridades deportivas de México, ODECABE y Colombia, la cuales la pasaron a su vez al corredor David Rodríguez Malagón, primer relevo que recorrió la Calzada de Muertos de esta zona arqueológica y que llegó hasta las instalaciones del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, donde fue recibido por una multitud de atletas y entrenadores de distintas disciplinas deportivas, nacionales y extranjeros. Allí, tras una breve ceremonia, la pentatleta mexicana Mariana Arceo prendió el pebetero, de esta manera quedó resguardado el Fuego Nuevo.
El fuego saldrá a territorio colombiano, concretamente, al Departamento de San Andrés, de allí transitará por Bogotá, Cali, Medellín y Cartagena. De este último punto se trasladará en barco hasta el Departamento del Atlántico. Luego de recorrer los 22 municipios del Atlántico, entre el 8 y 12 de julio, el 19 se encenderá el pebetero en la noche de la inauguración.
