Diciembre 22, 2024
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Zonas arqueológicas de México que pocos conocen

IMPULSO/ Agencia SUN
México
En México existen 189 zonas arqueológicas bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Probablemente, lo primero que viene a tu cabeza es Teotihuacán, Chichén Itzá, Tulum o Palenque. Pero hay otros sitios igual de fascinantes, aunque menos famosos. Te sugerimos descubrir algunas de ellas.

1. Altavista Chalchihuites
Fue un antiguo centro ceremonial astronómico, construido estratégicamente entre las montañas del actual estado de Zacatecas. Se dice que su construcción está asociada a su cercanía con el Trópico de Cáncer. La cultura Chalchihuites se expandió del año 200 al 1100 d.C. por el noroeste de Zacatecas y el sur de Durango. El costo de entrada es de 45 pesos.
También puedes ir al Cerro Chaplín, donde hay petrograbados de círculos-cruces.
2. Las Cuarenta Casas
Las Cuarenta Casas se encuentran en plena sierra, en el municipio de Madera, a unos 320 kilómetros de la ciudad de Chihuahua. Son casitas construidas de tierra y vigas, alrededor del año 1200 d.C., al interior cavernas formadas en los barrancos de la Sierra Madre Occidental. Si te asomas, lo que verás será el precipicio.
Para subir hasta las cuevas hay que caminar más de tres horas y media de ida y vuelta, por lo que es necesario llegar al sitio a eso de las 9 de la mañana. Esta excursión requiere de un esfuerzo moderado.
Se dice que los investigadores han encontrado alrededor de 180 sitios como éste y que no solo fueron viviendas sino también talleres. En la antigüedad, esta zona fue ocupada por cazadores recolectores y agricultores. Al igual que en la zona arqueológica de Paquimé (en Casas Grandes, también en Chihuahua), encontrarás ventanas en forma de “T”.

3. Guachimontones
En el valle de Tequila, Jalisco, dominó la llamada Tradición Teuchitlán, quienes construyeron un conjunto de estructuras piramidales redondas poco comunes, además de juegos de pelota, terrazas y otras estructuras. De acuerdo con el INAH, “guachimontones” es una palabra coloquial de la región, para referirse a una estructura piramidal u otro edificio. El apogeo de esta cultura se dio entre el año 100 a.C. y el 450 d.C, aunque su origen se remonta al año 300 a.C.
La principal deidad de este pueblo fue Ehécatl, dios del viento.
Uno de sus edificios más importantes es el Gran Guachi, de 125 metros de diámetro, con 12 plataformas cónicas; le sigue La Iguana, de 115 metros de diámetro y 10 metros de altura.
Guachimontones está rodeada por el paisaje agavero, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Cuenta con un centro interpretativo.
4. Kohunlich
A 69 kilómetros al oeste de Chetumal. Su nombre no es el original, ni siquiera es de origen maya. Proviene del inglés, cohen rige, frase que significa “lomerío de corozos”. Su arquitectura pertenece al estilo Petén, cuyo máximo ejemplo en Kohunlich es el Templo de los Mascarones, con su fachada ornamentada en estuco, donde se apreciaban ocho rostros antropomorfos gigantes (ahora solo quedan cinco), seguramente asociados a la clase gobernante.
Además de este templo, visita el Palacio de las Estelas, la Gradería y El Rey. Desafortunadamente hay más de 200 estructuras o montículos cubiertos por la selva. Esta ciudad floreció del año 300 al 1200 d.C. Entrada: 70 pesos.
5. Tamtoc
A una hora de Ciudad Valles en la Huasteca Potosina, llegas a Tamtoc (municipio de Tamuin), fundada aproximadamente en el 900 d.C., en medio de la selva. Una de los descubrimientos más importantes de este lugar fue la “Venus de Tamptoc” o la “Mujer escarificada”, una escultura asociada a la fertilidad con fines rituales.
El “Megalito de la Sacerdotisa” es otro de los grandes hallazgos en Tamtoc. Se trata de una pieza de seis toneladas en la que fueron esculpidas en bajorrelieve tres figuras humanas: la osamenta de una sacerdotisa y, de cada lado, dos mujeres sin cabeza. “El Gobernante” o “Monolito 32” es otra de las piezas monumentales del lugar: la mitad del cuerpo de un hombre desnudo, de la cintura para abajo, probablemente un gobernante. Esta escultura puede representar la fecundidad. Solamente el 25% de lo que se ha descubierto ha salido a la luz. Por su monumentalidad se compara con Teotihuacán.
Se dice que en el sito había una gran presencia femenina, representada en figurillas de arcilla y cerámica. Probablemente las mujeres tenían un alto rango en la división social de la comunidad.
Tamtoc es una palabra téenek, lengua que solo se hablaba en el norte de la costa del golfo de México. Significa “lugar de las nubes de agua”.
6. Toniná
Se encuentra al este de la ciudad de Ocosingo, en Chiapas. Toniná fue construida a la altura de las montañas sagradas, para honrar y reverenciar a las deidades celestes: el Sol, la Luna, Venus y la Tierra. Su nombre viene de una palabra del idioma tzeltal, que significa “La casa de piedra” o “el lugar donde se levantan esculturas en piedra en honor del tiempo”.
Fundada entre el año 300 y 500 d.C. fue una ciudad que mantenía una lucha contra el resto de las ciudades mayas como Palenque, Chichén Itzá y Uxmal. Es considerada una auténtica potencia militar de la época.
Las ruinas de Toniná tienen una variedad de expresiones arquitectónicas de los pueblos que transitaron por ella, como la arquitectura olmeca, la teotihuacana y tolteca.
La llamada Gran Pirámide tiene 7 templos, como el Palacio del Inframundo, el Palacio de las Grecas y la Guerra, una plataforma donde se encuentra el mural de los cuatro soles, que es una representación de las cuatro edades cósmicas. Los templos de los Prisioneros y del Espejo Humeante se consideran los más altos de Mesoamérica.
Costo de entrada: 60 pesos. Abierto de lunes a domingo de ocho a 17 horas.
7. Xpuhil
Es una pequeña ciudad maya escondida en la tupida selva de Campeche. De sus 24 grupos arquitectónicos, hasta ahora descubiertos, el que más destaca es el Edificio 1: un conjunto de tres torres que causan admiración, pero también curiosidad (sobre todo a los arqueólogos). Dicha estructura es atípica: Xpuhil pertenece al estilo arquitectónico Río Bec (una combinación de Chenes, en Campeche, y Petén, en Guatemala), cuyo sello distintivo son dos torres ornamentales y no tres, como en el caso de este sitio arqueológico.
Las torres se construyeron sobre una plataforma de 53 metros de largo con esquinas redondeadas. La de en medio alcanza los 18 metros de altura; aún se conservan sus 12 cámaras o cuartos orientados a los cuatro puntos cardinales.
Están decoradas con mascarones en bajorrelieve. Entre ellos se puede identificar al llamado Monstruo de la Tierra.
Algunos otros de sus edificios fueron decorados con cresterías.
Su mejor época se ubica en el Clásico Tardío, del año 600 al 800 d.C., aunque, de acuerdo con el INAH, hay evidencia de la ocupación de la zona desde el 400 a.C. Fue abandonada durante el año 1200 d.C.
Se encuentra dentro de la Reserva de la Biósfera de Calakmul.
Entrada: 46 pesos. Esta visita la puedes combinar con otras pequeñas zonas arqueológicas como Becán y Chicanná.

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