IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
Zeruya Shalev es la escritora más potente de la literatura israelí contemporánea. La sustentan cuatro novelas: “Vida amorosa”, “Marido y mujer”, “Théra” y “Lo que queda de nuestras vidas”. Fue esta última novela la que la trajo a México y es en ésta en la que se adentró por vez primera en la voz de un hombre y en la que se prueba narrando en primera persona.
“Es la primera vez que me separo de la primera persona que realmente amo, empecé a escribir en tercera persona y desde tres diferentes personajes, tres diferentes conciencias, así que fue un reto, pero disfruté cada minuto de esto porque me encantan los desafíos, disfruté sobre todo escribir desde la perspectiva de un hombre, el libro me ayudó a darme cuenta qué difícil es ser un hombre, porque antes de eso estaba muy segura de la dificultad de ser mujer, la escritura del libro me dijo muchas cosas sobre las peleas y también sobre el amor, porque creo que el amor es lo más importante aquí aunque no necesariamente el amor romántico”, afirma la escritora.
Shalev (Israel, 1959) asegura que todos los personajes de esta nueva novela están buscando amar a alguien o ser amados, incluso la madre anciana que está muriendo siente que no es amada lo suficiente para morir y que sólo si es amada lo suficiente puede morir, puede dejar el mundo. “Por eso digo que es una novela sobre un amor tardío y sobre la reconciliación”.
La narradora que ha obtenido el Premio Femina Étranger 2014 y el Golden Book Prize asegura que su literatura trata sobre todo de los individuos y sus mundos emocionales, sin embargo reconoce que en esta historia sintió la necesidad por primera vez de tratar con la historia de su país a través de la biografía de sus personajes.
“A través de ellos puede ser interpretado como una especie de símbolo de la vida e historia y quizás sobre el futuro del estado de Israel”.
“Lo que queda de nuestras vidas” (Ediciones Siruela), es un retrato de las relaciones entre padres e hijos, de los sentimientos y resentimientos que los unen y los separan, del amor y el desamor; es una novela en la que está presente siempre la muerte. “Trata sobre tres generaciones: la primera, es la generación de los pioneros, que eran muy ideológicos; la generación que siguió está completamente perdida y la tercera generación es totalmente obsesiva”.
Todos sus personajes viven conflictos individuales en medio de ambiente hostil, de conflicto, personajes sobrevivientes del holocausto, que habitaron un kibutz, en medio de un añejo conflicto entre naciones.
“Mis personajes están preocupados por sus propios problemas y sus propios desafíos pero sin duda están también afectados por la situación que los rodea, por ejemplo Abner que es un abogado que defiende los derechos humanos, él está muy envuelto en lo que pasa en el país, él le habla al país, le dice ‘¿Israel qué está pasando?’, ‘¿qué es lo que pasa contigo?’. Abner está muy involucrado en la vida en Israel, intenté mostrar con su profesión la tensión, en conflicto que enfrentamos en Israel todo el tiempo, entre los derechos humanos y la seguridad nacional”.
En su historia, todos buscan el amor, pero todos padecen el desamor. “Me gustaría decir que es una especie de tragedia, pero es demasiado fuerte, yo creo que es una especie de frustración, sobre todo de la naturaleza humana y eso no es específico de Israel, pasa en todos lados, es un sentimiento universal de que no tenemos el suficiente amor, creo que uno de los caminos que intento mostrar en mi novela es que el amor es más dar que aceptar”.