José Moisés de la Luz/ San José Villa de Allende
Fotos Abiud Hernández
-Oreja por espada.
-Novillos bien presentados de Claudio Huerta de buen juego.
-En el biombo de la autoridad el matador Manuel Lima
Con las debidas medidas sanitarias, este sábado se llevó a cabo un magno festival taurino en el municipio mexiquense de Villa de Allende.
Colgados del cartel se encontraban el diestro jalisciense Alfredo Ríos “EL Conde”, Curro Plaza” y el novel torero del estado de México “Lolo” Gutiérrez que aún no hace su presentación vestido de luces pero, que ya sabe lo que es lidiar a verdadero pavos.
Lolo Gutiérrez
El primero de la tarde fue cedido al joven Lolo Gutiérrez que se abrió de capa y puso de cabeza al respetable con verónicas muy ceñidas y bien rematadas.
Con las banderillas, puso dos pares que le fueron jaleados.
En el tercio mortal pasó algunos apuros dado que el morito vino a menos y terminó regateando y probando en el último tiempo del muletazo.
Le metió la espada hasta la empuñadura y el astado rueda sin puntilla.
El juez le concede una oreja.
Alfredo Ríos
“ EL Conde”
El segundo de la tarde fue para el Conde, quien desde que recibe al burel, muestra las hechuras de torero bueno que le consagró como un diestro poderoso pero, con muy buen gusto que deja ver lo mucho que disfruta el toreo.
El conde protagonizó uno de los momentos más toreros de la tarde al ejecutar un quite por chicuelinas que remató de forma soberbia con una revolera de cartel.
Con la pañosa, el Conde oficia de lidiador y cuaja derechazos sobrados de arte; como matara pronto desde el biombo de la autoridad le conceden una oreja.
A Curro Plaza le correspondió el astado de más bella lamina y de encornadura muy sería, sin embargo el toro acusó el defecto de estar reparado de la vista, lo que no fue obstáculo para que el veterano diestro le hiciera los honores.
Poco pudimos ver con el percal, pero con la sarga, el hijo del inolvidable Ciego Muñoz, echó mano de los recursos de un torero sapiente, nos recordó que no todas las grandes faenas tienen que ser por abajo y en redondo, Curro Plaza se puso a torear por alto, rememorando a los grandes toreros de antaño y alborotando al cotarro.
Luego de media estocada el toro dobla y también le es otorgada una oreja.
Mención aparte merece la gran organización de Eduardo Gutiérrez, así como la enorme categoría que ha mostrado Alfredo Ríos El Conde, al estar siempre pendiente del joven Lolo Gutiérrez y auxiliar en la lidia, como si no se tratase de una figura del toreo, olé por el conde.