IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
Un nuevo sexenio se acerca y serán diversas las peticiones que se escuchen del sector deporte. Se exhibirán trapos sucios de federaciones. Intereses políticos. Pero, desde la lejanía de la Sierra Madre Occidental, hay una voz que no necesita grilla para hacerse escuchar. Es Lorena Ramírez, corredora rarámuri con un mensaje para el virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
“Me gustaría un buen apoyo ahora que entre el nuevo presidente, me encantaría más apoyo para viajar y correr, quisiera más apoyo de recursos”, menciona en entrevista con EL UNIVERSAL.
Difícilmente Lorena hila un discurso largo ante la grabadora. Se cohíbe tras una serie de eventos publicitarios. Pese a sus logros que han puesto en alto el nombre de México a nivel internacional, la rarámuri —quien compite con vestidos coloridos de su región y sandalias que adapta con trozos de neumáticos— no está cómoda con la mirada de extraños. Los mil 156 kilómetros que la separan de su familia conformada por ocho hermanos en Guachochi, Chihuahua, pesan en su ánimo.
Sin embargo, sabe que se ha convertido en una figura de inspiración; no cabe de asombro cada que se mira en una noticia como recientemente lo hizo al ganar el tercer lugar del ultramaratón Cajamar-Tenerife-Bluetrail, al hacer 102 kilómetros en un tiempo de 20:11:37. —Me da gusto verme en las noticias, a veces me da pena verme que salgo ahí [en una fotografía], trato de acostumbrarme. Me gustó mucho España, fue una experiencia como correr en la sierra, con mucho calor”, destacó tímida, pero alegre porque ahora forma parte de la legión “Raza de bronce”, campaña que pretende difundir la cultura mexicana.
¿Qué sigue para la corredora de 23 años? Todo y nada en su vida cotidiana mientras borda vestidos que vende para subsistir, además de acarrear agua y víveres por distancias diarias de 10 km, que aprovecha como entrenamiento para soñar en su siguiente entrenamiento, porque el espíritu rarámuri es inquebrantable pese a vivir en una comunidad que sufre de extrema pobreza, del olvido de las autoridades. Difícilmente cede terreno a la adversidad. Va de frente aunque los músculos duelan, que los pies sangren.