IMPULSO/Redacción
Toluca
Cerca de 60 mil personas velaron a sus muertos en panteones de Toluca. Velas, flores y música son los ingredientes esenciales para la noche del primero de noviembre.
Desde hace ocho años, cada primero de noviembre, las hermanas Refugio y María del Socorro Mendoza Colín acuden al Panteón de San Francisco de Asís, de la Delegación de Cacalomacán, para visitar y acompañar a sus padres y a su único hermano que se les adelantó, pues esa noche “regresan” para convivir en espíritu. “Es bonito venir a visitar a nuestros seres queridos, sólo se nos han adelantado, pero tarde que temprano nos volveremos a reunir”, expresó una de ellas, quien recuerda a sus ancestros con lágrimas.
Al pie de la tumba, las hermanas Mendoza Colín, acompañadas de sus hijas, nietas y sobrinas, luego de rezar una oración y dejar una veladora en la capilla, que luce radiante y llena de flores, entonan las canciones que a sus difuntos en vida les agradaban.
“Es para nosotros un gusto y tradición venir especialmente esta noche en la que estamos seguros que ellos están aquí; de alguna manera, hoy nos volvemos a encontrar”, aseguró María del Socorro que, dijo, regresan a su casa al amanecer.
De acuerdo al Gobierno municipal, que implementó un operativo de seguridad en los cementerios, el primero de noviembre fueron cerca de 60 mil personas las que acudieron a distintos panteones de Toluca a velar a sus seres queridos que se les adelantaron en el camino, es el caso de San Andrés Cuexcontitlán, San Cristóbal Huichochitlán, San Pablo Autopan, Cacalomacán y San Lorenzo Tepaltitlán, entre otras localidades.
Como Refugio y María del Socorro, miles de familias acudieron a realizar limpieza de la tumbas, dejar flores, veladoras y sentarse alrededor de las sepulturas para acompañar a quienes simplemente les dieron la vida o les regalaron momentos felices.