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¿Qué va a pasar cuando crezcan los millennials?

IMPULSO/ Edición Web
Ciudad de México
Compartimos departamento con gente que no conocemos o con nuestros papás, vivimos al día y seguimos una cultura de ansiedad. Tenemos problemas de autoestima y nuestra vida social se desarrolla en internet. Sabemos lo que se supone que deberíamos ser porque lo aprendimos de nuestros padres, que se casaron a nuestra edad, tuvieron hijos, una hipoteca y, unos años más tarde, un portón trasero.
Pero, ¿y nosotros? Somos adultos viviendo en un estado de infancia suspendida. ¿Qué va a pasar en 20 años cuando todos seamos casi de mediana edad? ¿Qué va a pasar cuando crezcan los millennials?
Esta es la imagen que me viene a la mente: un soltero de 43 años de edad, agobiado por problemas de salud mental, viviendo en un departamento diminuto que cuesta 20 mil pesos al mes, usando Tinder de forma obsesiva y tuiteando sobre el último lanzamiento de Palace para una audiencia de gente igual de desesperada.
Pero en realidad es un terreno inexplorado; nadie sabe qué va a pasar. De las decenas de intelectuales, científicos y economistas a los que contacté por correo, la mayoría no quiso hacer conjeturas. Aunque, en muchas formas, este panorama desagradable no suena tan descabellado.

Somos pobres y probablemente vamos a seguir viviendo al día en 20 años. Ryan Bourne, director de políticas públicas del Instituto de Economía en Reino Unido, dijo que nuestra generación va a llegar a los 40 años de edad con una riqueza acumulada menor y que vamos a ser mucho más pobres de lo que deberíamos. “Esta falta de riqueza se debe en parte a que los millennials no tienen casa propia porque tienen que pagar tanto de renta que es difícil ahorrar siquiera para una pensión o para invertir. Ese es un gran problema”. El experto en generaciones Jason Dorsey concuerda: “Vamos a ver personas de 30 o 40 años que todavía dependen de sus padres, que siguen viviendo con ellos y que todavía esperan que les paguen el recibo del celular. Este fenómeno ejerce más presión sobre la generación mayor. Si el salario no incrementa drásticamente, vamos a tener graves problemas”.

Básicamente, si creíste que tener veintitantos ya era mucha presión, imagínate cómo va a ser cuando llegues a los 30 o los 40. Bourne cree que va a llegar un momento en nuestra mediana edad en el que nos vamos a dar cuenta de la gravedad de la situación. “El riesgo es que mucha gente de nuestra generación va a llegar a los 40 años y va a entrar en pánico porque no tienen suficientes activos acumulados para sobrevivir en 30 años, cuando llegue el momento de su retiro”, explicó. “Entonces, vamos a ver mucha gente de 40 y tantos preocupada porque no va a tener un retiro particularmente feliz”.
¿Podremos alcanzar lo estándares de vida y de riqueza acumulada que tienen nuestros padres? Según los economistas con los que platiqué: probablemente no.

“El problema es que todavía queremos muchas de las mismas cosas que otras generaciones también quieren pero están fuera de nuestro alcance”, explicó Dorsey.

“Sería interesante ver si nuestros colegas millennials logran su idea de adultez cuando se acerquen a los 40”. El peor temor de los lectores de VICE es no encontrar el amor, lo cual indica que no hemos rechazado por completo la idea del matrimonio. Así mismo, nuestra ira por la crisis inmobiliaria demuestra que todavía queremos tener un lugar seguro para vivir.

Dorsey y otros expertos con los que platiqué dicen que vamos a seguir frustrados e infelices mientras sigamos esperando a que estos marcadores tradicionales de la adultez lleguen a nuestra vida después de los 30.

A esa edad, como no somos económicamente capaces de tener hijos, vamos a querer tenerlos entre los 35 y los 45 años. “Tener hijos después de los 35 años es más difícil y riesgoso, y creemos que va a haber mucha presión a esa edad para casarse y tener hijos”, dijo Dorsey. “Es la tormenta perfecta. El ánimo va a ser: si quieres hacerlo, hazlo ya. Y, por obvias razones, como va a ser mucho más difícil, también va a generar otra clase de debate. Es probable que la gente tenga menos hijos porque, si empiezan tarde, no pueden tener tantos”.

La carga sicológica resultante va a recaer sobre las mujeres —algunas se van a dar cuenta de que no pueden tener hijos— pero toda la sociedad la va a sentir. Como dijo Amy Kaler, profesora de estructura social en la Universidad de Alberta, para VICE, “Primero nos daríamos cuenta de la caída de la actividad económica que depende de los niños pequeños y los padres, las tiendas para bebés, las niñeras, las guarderías. Después se verían afectadas las escuelas primarias y los deportes infantiles. También nos volveríamos totalmente dependientes de la inmigración para seguir existiendo como país. Veríamos más esfuerzos para atraer inmigrantes jóvenes, para traer más gente”.

Carole Easton —directora ejecutiva de Young Women’s Trust, una organización que apoya y representa a mujeres de entre 16 y 30 años de edad que luchan para vivir con un salario bajo o sin salario en Inglaterra y Gales— está muy preocupada por el futuro de las mujeres. “En nuestra opinión, la razón por la que las mujeres tendrán que esforzarse más”, dijo, “es que en el transcurso de su vida se les pagará menos, son más propensas a quedarse estancadas en empleos mal pagados e inseguros y, sobre todo, tienen mayor probabilidad de terminar cuidando a sus familiares”.

Nadie es capaz de predecir cómo va a ser nuestra salud mental y bienestar en 20 años, pero es probable que sigamos siendo una generación que se caracteriza por la ansiedad y los problemas de salud mental, en especial si tomamos en cuenta nuestra apertura a la hora de discutir estos temas. Sin embargo, la prevalencia de las enfermedades mentales a los veintitantos es preocupante. Como regla general, mientras más rápido tratemos los problemas de salud, más probabilidades hay de recuperarnos y de tener una mejor salud mental (o al menos más controlada) en el futuro.

“Ignorar los síntomas no sólo puede causar un sufrimiento innecesario para el individuo sino que también puede interferir con el desarrollo de una vida plena y significativa”, explicó la sicóloga clínica Lisa Orban. Con respecto a la ansiedad que los millennials reportan a sus 20 años, Orban dijo: “El cerebro de los adultos jóvenes todavía es maleable y verse expuesto al estrés en el entorno propio a una edad temprana puede afectar el curso natural de la salud mental. Si los adultos jóvenes aprenden a identificar el estrés y a desarrollar estrategias de respuesta desde el principio, lo más probable es que sean más capaces de controlar el estrés, lo cual puede prevenir o atenuar los problemas salud mental en un futuro “.

¿Pero qué tan buenos hemos sido hasta ahora para desarrollar mecanismos de respuesta?

La mayor preocupación de los profesionales de la salud es que no sabemos cuáles son los efectos a largo plazo de vivir en nuestra “adolescencia suspendida”. Lucy Lyus, de la organización de caridad para la salud mental MIND, dijo: “Sabemos que todo lo que sufren los jóvenes en la actualidad contribuye a la falta de bienestar y puede causar ansiedad. Es preocupante no saber qué va a pasar cuando esta generación crezca”. Lyus agregó que ninguno de los factores que influyen en nuestro estilo de vida va a cambiar pronto. La solución está en el equilibrio: si queremos mejorar el futuro de la salud mental de los millennials, los cambios deben hacerse ahora. “Sabemos que el gobierno va a decir que está comprometido a hacer de la salud mental una prioridad por encima de la salud física y que planea invertir miles de millones de dólares durante los próximos cinco años para que esto suceda”, señaló. “Pero en realidad no sabemos si va a funcionar”.

Por lo menos en nuestra desgraciada mediana edad podemos esperar un retiro largo, ¿cierto? No. Vamos a trabajar más tiempo que cualquier generación, en parte debido a nuestra obligación que apoyar a los hijos que tuvimos a una edad muy avanzada, un problema que se agrava por el hecho de que el gobierno está empeñado en hacernos trabajar hasta en nuestro lecho de muerte. “La edad de jubilación va a tener que elevarse de manera drástica para nuestra generación por el envejecimiento de la población”, explicó Bourne. “El gobierno implementó este mecanismo de triple bloqueo que hace que la pensión que ofrece el Estado sea más generosa, algo que carece de sentido cuando se tiene una población que envejece. Algo tiene que ceder y la medida más obvia es elevar considerablemente la edad de jubilación”.

Todo esto suena muy pesimista pero, por suerte, nuestra generación no existe dentro de una burbuja. No nos pueden ignorar y estos problemas —la crisis de vivienda, la falta de ahorro, la mala salud mental, etcétera—ya llevan mucho tiempo en el olvido. Con el tiempo, los efectos colaterales van a convertirse en una carga y nuestros problemas sociales y financieros deben volverse una prioridad. “Lo que puede pasar si no solucionamos todos estos problemas es tan feo que ni quiero imaginarlo”, dijo Rachel Laurence del comité de expertos New Economics Foundation. “Si no solucionamos la mayoría de estos problemas, habrá un choque económico importante y una depresión masiva. Pero espero que este sea un momento decisivo ahora que hay tanta gente que está por entrar a la segunda y la tercera fase de la edad adulta con esta situación”.

¿Cuándo vamos a dar por terminada nuestra adolescencia prolongada? ¿Acaso enfrentarnos a todo esto significa que finalmente habremos crecido en el momento en que superemos la peor parte, si es que llegamos a esa etapa? Dorsey predice que vamos a sentir que hemos llegado a la edad adulta cuando alcancemos los 40 años de edad y creo estar de acuerdo con ella. Pero lo único que sabemos con certeza es que el significado y la definición de “adultez” van a cambiarán por completo con nuestra generación.

Pasar los 18 años pronto ya no va a significar nada más que una excusa para fiesta y poder comprar bebidas alcohólicas sin necesidad de una identificación falsa. También podrían dejar de existir muchos otros marcadores tradicionales de la edad adulta. Es posible que “Ser un adulto” ya no signifique tener hijos o una casa. Así como nuestros padres establecieron lo que para nosotros significa ser adulto, nos toca decidir lo que significa ser un adulto para la generación Z y otras generaciones posteriores. Excelsior

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