Al mismo tiempo que hubo bombardeos rusos en Crimea y en la región de Odesa, en el sur de Ucrania, Kiev reivindicó ayer un ataque nocturno con drones contra Moscú.
Según una fuente ucraniana de Defensa, que pidió el anonimato, el ataque contra Moscú fue “una operación especial del GUR“, los servicios de inteligencia militar ucranianos.
Esta inusual reivindicación por parte de Kiev se produjo después de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, amenazó con tomar represalias a los bombardeos rusos en Odesa del pasado fin de semana, que dejaron dos muertos y causaron destrozos en una catedral.
Mientras tanto, Rusia advirtió que contempla tomar “severas represalias”, declaró su diplomacia, al acusar nuevamente a las potencias occidentales de estar “detrás de los actos descarados” de Kiev.
La región de Moscú no había sido atacada por drones desde hacía casi tres semanas. El Ejército ruso, que denunció un “acto terrorista”, afirmó que dos drones ucranianos fueron neutralizados y que se estrellaron sin causar víctimas.
Uno de los artefactos cayó en una importante vía de la capital rusa, Komsomolsky Prospekt, cerca del Ministerio de Defensa, donde el techo de un edificio y varios vehículos de emergencias fueron dañados.
Otro dron alcanzó el centro de negocios de la calle Likhacheva, donde hubo varios ventanales rotos de un edificio.
Por otro lado, se produjo un ataque de “casi cuatro horas” contra una infraestructura portuaria ucraniana de la región de Odesa y destruyó un hangar de grano.
Zelenski prometió que habría “represalias” al ataque contra Odesa, cuyo casco histórico fue incluido a principios de año en la lista de patrimonio mundial de la humanidad de la Unesco.
Blanco frecuente de bombardeos rusos, la ciudad portuaria fue atacada en la madrugada, con un balance de dos muertos y 22 heridos.
La acción provocó importantes daños en la catedral de la Transfiguración, fundada hace más de 200 años, destruida por los soviéticos en 1936 y reconstruida a principios de los 2000.
Hace una semana uno de los tramos del puente de Kerch, que une la península de Crimea con la región rusa de Krasnodar, fue golpeado por varios drones en un ataque que dejó dos víctimas mortales. Ucrania ha evitado atribuirse el ataque y ha llegado incluso a acusar a Rusia de haberlo cometido, mientras que desde Moscú han denunciado a Kiev como responsable y a Occidente de mirar para otro lado.
