IMPULSO/ Agencia SUN
Estados Unidos
El cúmulo de amenazas de la administración de Donald Trump contra las jurisdicciones que no colaboran en la persecución de inmigrantes indocumentados dio este jueves un paso más cuando el presidente amenazó al estado de California con retirar los agentes federales de inmigración y frontera desplegados en ese territorio.
La cruzada de las autoridades federales contra el movimiento “santuario” está llegando a un punto límite y el mandatario no dudó en advertir de un castigo nunca antes propuesto y que, además de prácticamente irrealizable, iría contra la política de la administración de ampliar el número de efectivos en estados fronterizos como California, y no menguar su presencia.
“Francamente, es una vergüenza la situación de las ciudades santuario, la protección de estos criminales horribles”, declaró Trump, de nuevo, ligando inmigración con delincuencia.
Continuó: “Si sacara a nuestra gente de California tendríamos un desastre criminal como nunca se ha visto. Todo lo que tendría que hacer es decir al ICE [agentes de inmigración] y a la Patrulla Fronteriza que deje que California se quede sola”.
Según Trump, la salida de las fuerzas federales “inundaría” California de crímenes “nunca antes vistos”, y todo por culpa de no cumplir las exigencias de su administración de colaborar en la detección y arresto de indocumentados.
De acuerdo con su versión, el clima sería tan irrespirable y desbordante que las autoridades locales estarían suplicándole que regresaran “en dos meses”.
De momento, sólo “está pensando” en aplicar la medida: la intención de Trump de retirar las fuerzas del orden federal es todavía un globo sonda, habituales en la nueva administración. Funcionarios de la Casa Blanca no quisieron confirmar ni desmentir que la idea vaya a aplicarse.
“No me adelantaría a nada de lo que el presidente pudiera hacer pero algunas decisiones en California han sido muy preocupantes”, dijo el portavoz presidencial, Raj Shah, quien apuntó que lo que realmente quiere el presidente es que California “aplique la ley migratoria” vigente en el país en lugar de impedir su cumplimiento.
California fue el primer estado del país en declararse “santuario” de inmigrantes indocumentados mediante legislación estatal, una medida que encolerizó a la Casa Blanca al no avanzar en su intención de endurecer la aplicación de las leyes migratorias en todo el país.
La Casa Blanca ha intentado todas las medidas posibles y en el último mes lanzó ultimátums a varias entidades locales y estatales para amenazarlas con la retirada de fondos federales si no podían demostrar que estaban colaborando en el registro de indocumentados.
En ese sentido, la bancada demócrata en el Senado consiguió frenar una propuesta de ley para normativizar la congelación de fondos federales a aquellas administraciones locales que no cooperaran en materia de inmigración.
El acoso al movimiento santuario es uno de los principales focos de la política antiinmigrante de Trump desde que llegó al Despacho Oval.
Desde el inicio de su presidencia, hace 13 meses, el endurecimiento de la situación que viven los inmigrantes —especialmente los indocumentados— se ha multiplicado.
Las políticas de Trump contra la inmigración ilegal chocan con las leyes santuario de California.