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Nueva York
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, amenazó este lunes con poner fin al acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, a no ser que La Habana haga concesiones en temas de derechos humanos y la apertura de su economía
“Si Cuba no está dispuesta a alcanzar un mejor acuerdo para el pueblo cubano, con los cubano-estadounidenses y Estados Unidos como un todo, pondré fin al acuerdo”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.
El mensaje de Trump llega un día después de que uno de sus principales asesores prometió buscar un “mejor acuerdo” con el gobierno cubano y tras conocerse la muerte del líder comunista cubano Fidel Castro el viernes, a los 90 años.
“Tenemos que tener un mejor acuerdo”, dijo el jefe de gabinete, Reince Priebus, el domingo al canal Fox. Tras criticar que la administración de Barack Obama ha hecho muchas concesiones con La Habana, Priebus no explicó cómo se modificaría el histórico acercamiento entre ambos países iniciado el 17 de diciembre de 2014 por el presidente saliente y su homólogo cubano Raúl Castro.
Uno de los puntos más reprochados es la flexibilización del embargo comercial a Cuba vigente desde 1962, pero sin que La Habana realizara suficientes concesiones en temas de derechos humanos, democracia y avance hacia un comercio liberado.Tras la muerte de Fidel Castro, los líderes republicanos lo calificaron de “tirano”, pero ninguna persona cercana a Trump llegó a amenazar el acercamiento hasta este lunes.
En contrapartida, la Casa Blanca defendió el acercamiento con La Habana y cuestionó la idea de que haya hecho excesivas concesiones a Cuba o que no haya conseguido reciprocidad.
Para Josh Earnest, el vocero de la Casa Blanca, “los críticos de la actual política sugieren que de alguna forma Estados Unidos ha hecho un paquete de concesiones al gobierno cubano. Eso no es correcto. No hay concesiones”, aseguró.
Este lunes, el portavoz del equipo de transición al nuevo gobierno, Jason Miller, buscó matizar la enérgica declaración de Trump, pero afirmó que la nueva administración no apoyará un entendimiento en el que los estadounidenses sean “tomados por tontos”.
“Claramente Cuba es un asunto muy complejo, y el presidente electo está al tanto de los matices y complejidades sobre el desafío que los cubanos y la Isla enfrentan. De modo que será un asunto al que él se dedicará cuando sea presidente” en funciones, comentó.
No obstante, Miller añadió que Trump “quiere ver libertad en Cuba para los cubanos, y un buen acuerdo para los estadounidenses en el que no seamos tomados por tontos”.
Con relación a Cuba, dijo el vocero, las prioridades del nuevo gobierno estadounidense serán presionar por la liberación de presos políticos, el retorno a Estados Unidos de personas que huyeron de la ley, y el restablecimiento de libertad “política y religiosa”.
En la jornada del sábado, en medio de la conmoción provocada por la noticia del fallecimiento de Fidel Castro, Trump emitió una nota oficial en la que afirmó que su gobierno “hará todo lo que pueda” para garantizar la “prosperidad y libertad” de los cubanos.
Por el momento, sin embargo, no está claro de qué forma el nuevo gobierno podrá dar marcha atrás en el proceso de aproximación entre Washington y La Habana, ya que no se trata de un acuerdo único firmado por las partes sino de un diálogo para restablecer relaciones rotas hace medio siglo.
Parte de ese esfuerzo para “normalizar” las relaciones bilaterales es el compromiso estadounidense de iniciar en algún momento el desmonte del embargo económico y comercial a Cuba, iniciado en 1962 y convertido en ley en 1992.
Pero con las dos cámaras del Congreso dominadas por el Partido Republicano y con Trump en la Casa Blanca, las perspectivas de que el poder Legislativo estadounidense inicie ese desmonte se tornan difusas.
En los últimos dos años el presidente Barack Obama había flexibilizado por decreto normas administrativas relativas al embargo, y esas medidas podrían ser revisadas por el futuro gobierno.
Ya el domingo Kellyanne Conway –quien fue la jefa de la exitosa campaña electoral de Trump– había adelantado que el presidente electo consideraba que ese proceso de aproximación se había iniciado sin concesiones por parte de Cuba.
“Su crítica a lo que ha ocurrido en los últimos dos años es simple, es que no conseguimos nada a cambio” del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, dijo Conway.
En opinión de Mavis Anderson, experta del centro de análisis Latin America Working Group (LAWG), de Washington, Trump solamente podría actuar sobre los decretos firmados por Obama en los últimos dos años, pero aún así enfrentará dura resistencia.
“Empresas aéreas han comenzado a volar a Cuba, después de invertir millones. ¿Trump les dirá que ya no pueden hacerlo? Hay regiones agrícolas de Estados Unidos que tienen acuerdos con Cuba. ¿Qué ocurrirá con ellos?”, dijo Anderson.
“Francamente, no logro ver de qué forma Trump puede revertir ese proceso. Todo el continente reaccionó positivamente cuando Cuba y Estados Unidos retomaron contacto, y no se puede arrojar eso a un costado”, comentó.
Al expresar sus condolencias al pueblo cubano por la muerte de Fidel Castro, el gobierno de Obama había reforzado el compromiso de la Casa Blanca con la actual política de aproximación. ( La Nación)