IMPULSO/ Joaquín Guerra Achem
Con la finalidad de que los próximos líderes sepan afrontar los retos del mañana, las instituciones de educación superior deben adaptarse y transformarse para ofrecer educación que nos lleve a trascender. Además, en este camino, las universidades deben de internacionalizarse para volverse más competitivas y atraer al mejor talento del mundo.Recientemente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentó el estudio titulado “Indicadores de Atracción de Talento”, en él, nuestro país se colocó en el penúltimo lugar (34 de 35) para la atracción de trabajadores con maestría o doctorado y para estudiantes universitarios de otros países, frente a Australia, Suiza, Suecia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega, quienes ocupan las primeras posiciones.
Quizá la posición que ocupamos dentro de este indicador no es muy alentadora, sin embargo, este estudio registró una gran heterogeneidad en el concepto de la atracción de talento e indicó que ningún país se lleva la presea en este índice, pues ninguno de ellos es totalmente inmune a la competencia global.
Para mí lo importante, lejos de analizar otro estudio donde México no sale bien librado, es utilizar esta información para provocar el reconocimiento de lo que podemos hacer mejor en México. Reconocer un factor clave y estructural para la transformación de nuestra nación en un mejor lugar para vivir y prosperar.
Comprendo la gran importancia de que primero necesitamos generar los más altos niveles de educación en los mexicanos y sus oportunidades de desarrollo. Entiendo claramente que mientras no resolvamos nuestros problemas de calidad en la educación, seguridad, estado de derecho, salud y marco regulatorio, será muy difícil ser un país atractivo para el talento mundial. Es por esto que a nivel institucional sé que las universidades son uno de los principales factores para que un país atraiga al mejor talento e impulse la investigación. De hecho, desde hace unos años, el Tecnológico de Monterrey apuesta en ello, a tal grado que a nivel mundial estamos por encima de la media en cuanto a maestros internacionales y contamos con casi 3,000 alumnos extranjeros de tiempo completo estudiando en nuestros campus.
También comprendo que nuestra historia nos muestra las ganancias que México ha tenido cuando dio la bienvenida al talento de otros países. Por ejemplo, en el siglo pasado México ganó mucho en el plano cultural con la llegada de los intelectuales españoles desplazados por la guerra civil. México fortaleció su capacidad de generar empresas con la llegada de migrantes del Medio Oriente que trajeron su gran espíritu emprendedor. Entonces por qué no pensar en que podemos tener políticas migratorias y marcos regulatorios que faciliten la llegada del talento mundial. Especialmente de ciertas regiones en donde compartimos idioma y cultura similar o que cuyo contexto político y económico también es similar a México.
Varios de nuestros gobernantes tienen sus raíces en poblaciones de talento inmigrante del siglo pasado. Las empresas también pueden fomentar la atracción de talento al igual que las universidades en atraer más estudiantes internacionales. Las justificaciones de no hacerlo por falta de recursos económicos y porque se puede desplazar a un mexicano por un talento inmigrante son válidas. Pero pensemos en el bien mayor, pensemos cómo ese talento inmigrante puede agregar más innovación, más educación, más cultura, más empresas, más impuestos y más desarrollo a México. Pensemos que los mexicanos podemos aprender y prosperar junto con el talento internacional.
Seamos ambiciosos y miremos al futuro de México en el que ciudadanos del mundo junto con los ciudadanos mexicanos podamos prosperar y ser felices a través de las grandes bondades que tiene nuestra cultura y nación.
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