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Toyota y Mazda están tratando de conseguir un paquete de incentivos de al menos mil millones de dólares de estados en Estados Unidos, ya que tratan de convertirse en sede de una fábrica de automóviles conjunta de mil 600 millones de dólares en ese país, según fuentes al tanto de las negociaciones.
En las próximas semanas, las dos automotrices japonesas presentarán a sus respectivas juntas directivas la lista de estados finalistas que compiten por quedarse con la planta.
La decisión final se dará a conocer para fin de año, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas porque las conversaciones son privadas. Tanto Scott Vazin, un portavoz de Toyota, como Jeremy Barnes, quien representa a Mazda, declinaron hacer comentarios.
Las exenciones impositivas y otro tipo de apoyo que se espera que Toyota y Mazda soliciten podrían competir con el paquete aprobado en 2014 por Nevada para la fábrica de baterías en Reno de Tesla, valorado en hasta mil 250 millones de dólares. Las automotrices japonesas han estado dispuesta a regatear al comprometerse a crear hasta 4 mil empleos.
“No ha habido grandes premios como este por un tiempo, y no se espera que lo haya dentro de poco ya que la producción general de automóviles se ha estancado”, dijo Kristin Dziczek, directora de investigación de la industria en el Centro de Investigación Automotriz en Ann Arbor, Michigan.
“Los estados competidores pueden estar dispuestos a poner más sobre la mesa que antes”.
La planta compartida entre Toyota y Mazda programada para abrir en 2021 es la única fábrica de automóviles nueva que se ha anunciado bajo el presidente Donald Trump, que ha presionado a Toyota y otros fabricantes de automóviles para que hagan más de sus vehículos en Estados Unidos.
Mazda, que importa todos los modelos que vende en el país norteamericano, planea producir crossovers en la nueva planta junto con los autos compactos Corolla de Toyota.
Más de una decena de estados confirmaron su interés o han sido conectados a propuestas para la fábrica, como Michigan, Ohio, Indiana, Texas, Alabama, Carolina del Norte y Carolina del Sur.
Los gobernadores de estados que ya tienen grandes plantas de Toyota como Phil Bryant, de Mississippi, han dicho que competirían argumentando que las automotrices se beneficiarían de infraestructura existente y de relaciones con la empresa. EL FINANCIERO