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PARÍS, Francia
La salida británica de la Unión Europea (Brexit) entró ayer en la fase de definiciones con el voto de las dos cámaras del Parlamento, autorizando a la primer ministra conservadora Theresa May a pedir el comienzo de las negociaciones con Bruselas.
Diputados y lores sesionaron bajo la presión psicológica impuesta por Escocia, que ayer anunció su decisión de reclamar un segundo referéndum sobre la independencia.
En ese marco, la Cámara de los Lores abandonó anoche sus objeciones anteriores y en una sesión relámpago retiró las dos enmiendas introducidas por los Comunes al texto inicial de 130 palabras enviado por May al Parlamento. Esa decisión permitió superar las impugnaciones interpuestas pocas horas por la Cámara de los Comunes a las enmiendas europeístas de los Lores.
La aceleración del proceso legislativo se produjo en momentos en que May se aprestaba a activar esta semana el artículo 50 del Tratado de Lisboa con el pedido oficial de apertura de negociaciones para concretar la salida de la UE en un plazo de dos años.
La Cámara de los Comunes, dominada por una mayoría conservadora, había autorizado al Gobierno a lanzar el proceso del Brexit, pero ese pronunciamiento tropezó con las objeciones de los lores. La primera enmienda pedía al Gobierno que reconociera los derechos de residencia de los cinco millones de comunitarios que viven en el Reino Unido.
La segunda acordaba al Parlamento el derecho a “un voto significativo”, sobre todo el acuerdo negociado entre Londres y sus socios europeos. Esa cláusula habría otorgado a los parlamentarios mayores poderes para rechazar las condiciones finales del Brexit.
El proyecto fue finalmente aprobado sin objeciones por la Cámara de los Lores.
Ahora, Theresa May tiene las manos libres para iniciar las difíciles negociaciones que se avecinan con el bloque. Una vez activado el artículo 50 -sin duda antes de fin de mes-, los dirigentes de los otros 27 países de la UE se reunirán en una cumbre que definirá la “líneas directrices” de esas negociaciones.
Antes de poner en marcha el proceso de negociaciones, May debe calmar la impaciencia de Escocia e Irlanda. Esa presión se acentuó con el desafío lanzado por la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, que ayer reclamó un segundo referéndum sobre la independencia en 2018 o 2019, es decir antes de que terminen las negociaciones sobre el Brexit.