Octubre 6, 2024
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IMPULSO/ Antonio Aspiros

Diserta el arqueólogo Eduardo Matos

Durante una conferencia que rebasó las expectativas de asistencia, pues casi la mitad del público la escuchó desde afuera del salón de actos del Centro de Estudios de Historia de México (CEHM), el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma disertó sobre quién llamó “mi abuelito” a su antepasado el tlatoani azteca Moctezuma Xocoyotzin, y los sucesos de 1519 en México-Tenochtitlan cuando llegó el conquistador español Hernán Cortés.

 

Con esa conferencia, el también miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 2015 inició el ciclo de primavera 2016 del CEHM, que con el título general de “Hernán Cortés y la hispanidad” y pláticas a cargo de expertos seguirá cada semana hasta el 18 de mayo, cuando hablará la cronista Ángeles González Gamio sobre el Hospital de Jesús.

Matos Moctezuma se refirió a “episodios controversiales, pero que son importantes por las consecuencias históricas que traen”, como la conocida “matanza de Cholula” sobre la cual, dijo, existen la versión española y la indígena, y mientras una señala que los nativos empezaron a conspirar para atacar a los extranjeros, la otra dice que, al llegar a una posesión de Moctezuma, Cortés quiso dar una demostración de su fuerza y hubo una violenta masacre.

También se refirió al llamado ‘penacho de Moctezuma’, cuyo original se encuentra en Austria (siempre se han negado a devolverlo), y a una copia del mismo en el Museo Nacional de Antropología de México, comentó que quizá no era un objeto personal que usara el gobernante azteca, pero sí estaba entre las pertenencias de su palacio real.

El conferencista relató los episodios ocurridos desde que en 1519 los españoles llegaron a Cozumel hasta que Cuauhtémoc fue hecho prisionero, así como un poco sobre los hallazgos en el Templo Mayor, de lo cual abundará en su siguiente charla.

Así, dijo que en Cozumel se le unió a Cortés el sevillano Jerónimo de Aguilar, uno de los dos españoles que llevaban siete años viviendo en ese lugar porque había naufragado su barco, pero el conquistador no lo reconoció, sino hasta después, ya que su piel para entonces era morena. Otro náufrago, Gonzalo Guerrero, rechazó la invitación a sumarse a Cortés, pues ya era un cacique maya casado con una nativa y con hijos.

Dijo Matos que la importancia de la incorporación de Jerónimo de Aguilar a la tropa radicó en que más tarde le obsequiaron a Cortés 20 mujeres, entre ellas, la Malinche, que hablaba náhuatl y maya, además de que Jerónimo de Aguilar hablaba español y maya, lo que la convirtió en parte fundamental de la conquista.

También aseguró que Cortés no quemó sus naves “como está escrito en la historia oficial”, sino que decidió encallarlas cuando se dio cuenta de que su plan era factible por el apoyo que recibía de los totonacas y otros grupos que buscaban liberarse del yugo azteca, además de que muchos de los hombres que llegaron de Cuba con él querían regresar por temor a las represalias del gobernador de la isla, Diego Velázquez, cuyas órdenes habían sido desobedecidas.

Esas naves, además, sirvieron posteriormente para llevar aparejos en la ofensiva final contra Tenochtitlán.

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