Noviembre 25, 2024
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Terremoto sacude Nicaragua y El Salvador

IMPULSO/ Edición Web
Managua
Mientras los nicaragüenses esperaban expectantes las consecuencias que podría dejar en este vulnerable país el paso del huracán Otto, que tocó tierra en el litoral del Caribe al mediodía de este jueves (hora local), un fuerte sismo, de 7,2 en la escala de Richter, alteró más los ánimos de esta nación centroamericana. El terremoto se ha sentido también en los países vecinos, sobre todo, en El Salvador. Las autoridades nicaragüenses han decretado un estado de emergencia y estuvieron bajo vigilancia de las costas occidentales por una alerta de tsunami, que fue retirada un par de horas más tarde por el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico.
La furia de Otto entró al país con vientos de 175 kilómetros por hora, causando fuertes lluvias en la región del Caribe, la más pobre de un país empobrecido. Las autoridades informaron de que en las horas previas a la llegada del huracán habían evacuado a más de 10.000 personas a centros de albergue seguros, además de prohibir la navegación en las aguas caribeñas. El huracán entró a Nicaragua por el sur de las costas del Caribe y se espera que impacte con fuerza a la pequeña comunidad de San Juan del Norte, cerca de al frontera con Costa Rica.
Mientras las autoridades mantenían el monitoreo de este fenómeno meteorológico, un fuerte sismo sacudió el país, cuyo epicentro se registró en las costas sur del Pacífico, con una profundidad de 10,3 kilómetros. La emergencia nacional se declaró inmediatamente después de este temblor y fue leída en cadena nacional por la primera dama y vocera del Gobierno, Rosario Murillo.
El Gobierno ya había decretado alerta roja en toda la parte sur del territorio nicaragüense ante la inminente llegada de Otto, un huracán categoría 2. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos había subrayado que Otto es un huracán de “alta peligrosidad”, aunque las autoridades nicaragüenses esperan que se degrade en las próximas horas. Se esperan, sin embargo, fuertes tormentas en la mayor parte del país, de 130.000 kilómetros cuadrados, incluyendo Managua, la capital. Esta ciudad mantenía su rutina de normalidad este jueves, con cielos nublados pero sin lluvias, hasta que el temblor hizo que se evacuaran edificios y zonas vulnerables.
La historia de este país centroamericano está teñida por el desastre de fenómenos naturales brutales, que incluyen terremotos, erupciones volcánicas o tsunamis como el ocurrido en 1992 tras un fuerte terremoto y que dejó al menos 116 muertos. Los huracanes forman parte de los desastres más comunes que afectan al país. En la memoria viva está el golpe del huracán Juana, que azotó el país en 1988; el Mitch, que en octubre de 1998 dejó 3.800 muertos, destruyó la infraestructura del país y afectó a más de dos millones de personas. En 2007 Nicaragua recibió la embestida del huracán Félix, que causó 159 muertos y más de 600.000 damnificados.
Ya en 1988, tras la devastación el huracán Juana, la líder feminista Sofía Montenegro había escrito en el entonces oficialista diario Barricada: “¡Maldito país! ¡Una vez más en ruinas! ¿Cuántas veces tendremos que reconstruir lo que ha sido destruido?”
El sismo se hace sentir en toda Centroamérica
El epicentro del movimiento telúrico fue en Usulután, El Salvador (a 100 kilómetros de la capital), a las 12.45 (hora local). El terremoto se sintió en todo el istmo centroamericano: desde Guatemala hasta Costa Rica. Aún no hay reportes de daños ni de pérdidas humanas.
Se tienen registradas al menos cinco réplicas de magnitudes 4 y 5 en la zona del epicentro, escribió en Twitter la ministra salvadoreña de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Lina Pohl. La ministra pidió a la población que conserve la calma y que no sature las líneas telefónicas, a menos qullamar sea totalmente necesario.
El Gobierno también ha ordenado que se desaloje a los habitantes de la zona costera a menos de un kilómetro de la playa. “Tenemos alerta de Tsunami, es posible que se genere una ola de tres metros en las playas del oriente del país”, advirtió Pohl. “La probabilidad de que esto suceda no es alta, pero puede suceder”, matizó. EL PAÍS