Noviembre 16, 2024
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Tecnología al servicio de la historia, el Titanic

IMPULSO/ Agencia SUN

México

Corey Jaskolski descendió hasta la cubierta del Titanic en el Océano Atlántico. Un sumergible ruso lo transportó 3 mil 821 metros hasta las obscuras y gélidas profundidades marinas. El legado de los restos del histórico trasatlántico británico necesitaba, literalmente, iluminarse. Sus ideas le dieron luz al camino.

El físico y matemático estadounidense, reconocido líder en el desarrollo de sistemas de imágenes de alta tecnología, diseñó la primera batería de polímero de litio necesaria para soportar la presión del océano profundo. Esta tecnología fue utilizada, entre otras cosas, para impulsar pequeños vehículos submarinos a control remoto que fueron utilizados para explorar el interior del barco hundido hace más de un siglo.

Esta odisea realizada por Jaskolski hace más de 15 años se suma a una serie de innovaciones por la que es reconocido. El trabajo de este miembro de National Geographic Society se ha centrado en la implementación de tecnologías de imagen de vanguardia para el escaneo in situ que van más allá de la generación de modelos típicos de 3D que en ocasiones resultan útiles para realizar cálculos aproximados, pero que en realidad no definen bien un objeto o espacio.

Su idea es poder captar con tal precisión el detalle que incluso se pueda hablar de “preservar digitalmente” mediante la combinación de herramientas como cámaras de visión nocturna en color y sofisticados escáneres especializados en uso terrestre, aéreo y submarino. Estos, entre muchos otros artefactos, han ayudado a los equipos multidisciplinarios de exploraciones arqueológicas a realizar complejos registros en lugares de difícil acceso. El registro del pasado se vuelve así en una tarea con tintes futuristas. La moraleja es contundente: en la actualidad no es necesario alterar un sitio para recuperar sus secretos más profundos.

Este inventor que de niño construía fortalezas y seguía huellas de insectos junto con su hermano, hoy ha logrado explorar algunos de los territorios más fascinantes de la Tierra, incluido el mundo maya. Jaskolski forma parte del grupo del Gran Acuífero Maya (GAM), el ambicioso proyecto de investigación del subsuelo de la península de Yucatán que busca indagar más sobre la relación histórica de este entorno con el ser humano y el medio ambiente que lo resguarda.

Este proyecto es una iniciativa del reconocido arqueólogo subacuático mexicano Guillermo de Anda y cuenta con el apoyo del Aspen Institute México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Universidad Tecnológica de la Riviera Maya (UTRM), la National Geographic Society y el Banco de desarrollo de América Latina (CAF).

Precisamente hace un par de semanas, especialistas del GAM, a través de su línea de estudio Chichén Itzá Subterráneo, anunciaban cómo han documentado Balamkú, la llamada “cueva del Dios Jaguar”, uno de los hallazgos más importantes en la historia de la investigación de esta antigua ciudad maya.

Encontrada en 1966 por ejidatarios de la zona, pero cerrada un poco después, la cueva fue redescubierta recientemente. Trazada como un gusano caprichoso, con zonas de extrema estrechez, en este espacio de difícil acceso se lograron registrar cientos de objetos arqueológicos, entre los que sobresalen una gran cantidad de incensarios, como indicativo del probable uso ritual de este espacio hace más un milenio.

Uno de los anuncios más importantes de Guillermo de Anda sobre este hallazgo es que la cueva Balamkú representa “un proyecto de investigación de largo aliento, que sentará las bases para crear un nuevo estándar en el estudio de cuevas arqueológicas en México”. Para los científicos, este lugar representa un tesoro de información científica. Sólo se ha realizado una exploración preliminar de apenas alrededor de la tercera parte del espacio total. Esto significa que aún hay mucho trabajo por delante y probablemente nuevas pistas sobre la civilización maya, ya que el agua era el elemento más sagrado de la cosmovisión maya, como lo ha subrayado el doctor James E. Brady, investigador de la Universidad Estatal de California en Los Ángeles y codirector del proyecto Chichén Itzá Subterráneo.

–Los alcances del 3D

No se busca modificar el escenario para la creación de un modelo 3D muy preciso de cómo fue encontrado el lugar. Así, se realiza un minucioso registro digital y mapeo de este sistema cavernario ubicado a 2.7 kilómetros al este de la Pirámide de El Castillo o Templo de Kukulcán.

Las herramientas tecnológicas cada vez se vuelven más importantes en las tareas de exploración arqueológica. Por medio del escaneo de alta resolución y mediante el uso de un software que mide y amplifica las imágenes, así como organiza los datos, la apuesta es generar información que sirva para hacer un análisis minucioso desde una computadora instalada en cualquier laboratorio del mundo, es decir, democratizar datos e imágenes para recuperar el pasado sin utilizar medios invasivos.

Como Asesor de Innovación Tecnológica del GAM, hace cinco años Jaskolski escaneó con gran precisión una ofrenda maya en el cenote Holtún (ubicado al centro de lo que se creía era una gran plaza durante el esplendor de Chichén Itzá) y reprodujo en 3D un cráneo sumergido sin necesidad de extraerlo.

¿Qué otras herramientas se han vuelto claves para lograr este tipo de esfuerzos? La técnica LIDAR es indudablemente una de ellas. Los primeros en utilizar esta tecnología en investigaciones arqueológicas fueron los arqueólogos estadounidenses Arlen y Diane Chase hace una década, en los descubrimientos de la ciudad maya Caracol, en Belice. Funciona con pulsos de luz, mediante un mecanismo láser giratorio que registra cálculos a una tasa de un millón de mediciones por segundo. Las computadoras combinan la información y pueden obtener un mapa de textura detallado de la superficie de un objeto, aún si está sumergido en la vegetación.

Cabe señalar que en un esfuerzo conjunto por la conservación de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, el INAH, a través de la iniciativa del GAM, ha trabajado en un convenio con la organización Virtual Wonders para desarrollar modelos en 3D y sistemas de realidad virtual para lograr una visión digital única de toda la Zona Arqueológica de Chichén Itzá. Estos datos serán parte del INAH, pero se convertirán en archivos de consulta para futuras investigaciones en el sitio.

–Mundos virtuales

Este tipo de herramientas están teniendo impacto en todo el mundo, las depuradas reproducciones digitales alimentan plataformas globales que permiten a los participantes realizar visitas virtuales en geografías distantes. Una experiencia que no está reservada sólo para especialistas.

Precisamente la compañía Virtual Wonders fue la encargada de recrear Petra. La histórica capital del antiguo reino nabateo, forma parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como el más importante enclave arqueológico de Jordania. Otro de los proyectos más ambiciosos de escaneo en 3D que realizó la compañía Virtual Wonders es la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, que muchos creen contiene la tumba de Cristo. Al combinar docenas de exploraciones láser con miles de fotografías, se pudo crear una copia digital increíblemente realista del espacio.

Para realizar este tipo de tareas también es indispensable el trabajo de drones que usan cámaras de alta resolución que integran vistas aéreas filmadas en franjas superpuestas capaces de registrar cada centímetro del área. Las mediciones se realizan por fotogrametría, cuyo objetivo es el conocimiento de las dimensiones y posición exacta de objetos en el espacio.

Otra pieza clave: el Georradar de Penetración Terrestre (GPR). Trabaja con la emisión de pulsos de radar (radiación electromagnética) para obtener imágenes del subsuelo. Esta técnica ya ha sido útil para indagar en diversos edificios y cenotes de la zona arqueológica de Chichén, como el llamado cenote Sagrado.

Como un ejemplo de este tipo de tecnologías, existen decenas de plataformas donde la actualidad se puede cocer más sobre las culturas mesoamericanas. Para muestra un botón: La Mesoamerican Three-Dimensional Imaging Database. Esta colección de datos ofrece espectaculares imágenes tridimensionales y videos de objetos y edificios de diferentes sitios arqueológicos de Mesoamérica, así como fotos y dibujos que son acompañados por información detallada.

Para democratizar aún más no sólo la información, sino las herramientas de creación de la misma, existen también proyectos como los que se erigen en la Stoppelaere House, un refugio abovedado en el desierto de Egipto que fue transformado en instituto científico. Este lugar construido hace setenta años por un arqueólogo que estaba documentando el Valle de los Reyes en Luxor, hoy es el centro de capacitación de la Fundación Factum, un grupo de especialistas en escaneo 3D que busca capacitar a jóvenes locales para aumentar las redes de apoyo en documentación del gran patrimonio arqueológico de este país.

Tanto con técnicas de bajo costo como más especializadas, pero reuniendo la mayor cantidad de imágenes posibles, buscan registrar los cambios de los sitios arqueológicos afectados por el turismo de masas, pero también introducir a nuevas generaciones a una labor, que en varios niveles, se perfila como el futuro de la preservación del pasado.