IMPULSO/ José Rubinstein
Columnista
Patio central de Palacio Nacional, sitio donde hace escasos 6 meses Enrique Peña Nieto presentó complacido su sexto Informe de Gobierno, enfatizando sus programas sociales de combate a la pobreza, orondo de que la reforma educativa haya sido la semilla de cambio más importante de los últimos 60 años en México. “Buscamos convencer, nunca imponer”.
Mismo escenario con distintos protagonistas -no en el caso de la iniciativa privada-, ahora celebrando el venturoso Informe de Gobierno de los primeros 100 días de Andrés Manuel López Obrador en el poder, descollando sus programas sociales de combate a la pobreza , satisfecho por haber aminorado la polarización que se desató con la mal llamada reforma educativa. “Actualmente hay respeto a los trabajadores de la educación”.
Nosotros, el pueblo sabio, escuchamos insistentemente las autoalabanzas de cada mandatario en turno, hasta que su sucesor nos revela los descomunales yerros en que incurrió su predecesor. Posiblemente no seamos tan sabios, ya que en cada ocasión nos ilusionamos con el canto de las sirenas, expectantes de que ahora sí ya la hicimos.
Distintos sondeos dan cuenta de la ascendente popularidad de López Obrador, colocado en niveles del 80% de aceptación. Qué casualidad, continuamente suelo toparme con el minoritario 20% de ciudadanos que cuestiona proyectos, actitudes, decisiones, amonestaciones, lampareos y mofas presidenciales. El estilo personal de AMLO rompe barreras, protocolos y paradigmas, inmerso en una franca, directa y continua comunicación con la gente, exponiendo -y exponiéndose- cada amanecer en vivo y a todo color, abordando temas relevantes del día, en momentos asemejando un púlpito desde el cual el predicador pronuncia su sermón. Dicho ritual lejos de fastidiar a la audiencia, suscita el interés por estar al tanto de lo ocurrido en la mañanera.
En su Informe, López Obrador se jactó de haber ya cumplido 62 -¿será?- de los 100 compromisos adquiridos el pasado 1º de diciembre, resaltando el combate al huachicol y la Ley de extinción de dominio. Cancelación de pensiones a expresidentes. Ajuste de sueldos a la alta burocracia empezando por el Ejecutivo. Desaparición del Estado Mayor Presidencial y del Cisen. Programas de asistencia social. Guardia Nacional. Revocación de mandato. Índices económicos estables. Desde luego imperando en toda acción una estricta austeridad. “No hay ni asomo de recesión como quisieran nuestros adversarios conservadores, como pronostican de mala fe sus analistas. Se van a quedar con las ganas”.
El discurso político se distingue por convencer con datos imprecisos, insuficientes, distorsionados o confusos; ni es todo lo que está, ni está todo lo que es. Veamos el reverso de la moneda:
Cancelación del Nuevo Aeropuerto de Texcoco asumiendo pérdidas superiores a 100 mil millones de pesos, sustituyéndolo con 3 alejados y mediocres aeropuertos. Consultas a modo. Recelo con respecto al Tren Maya y a la refinería de Dos Bocas. Cancelación de estancias infantiles. Despido de miles de burócratas de confianza. Pugna con órganos autónomos de la sociedad civil. Adjudicaciones directas sin previa licitación. Tolerancia al bloqueo de vías férreas en Michoacán por cortesía de la CNTE. Paros ilegales de empresas en el norte del país. Controversia en torno a la cancelación de la reforma educativa y al empoderamiento a las fuerzas armadas. Baja producción petrolera de 1.6 millones de barriles diarios. Fitch y Standard & Poors degradaron la capacidad crediticia de Pemex afectando el servicio de la deuda. Baja de las perspectivas de crecimiento a apenas arriba del 1% para 2019. Fiscal y ministra carnales. Prevalece el gran pendiente con respecto a violencia e inseguridad.
Pronto los tiempos de promesas a futuro y críticas al pasado se tornarán en tiempos de rendición de cuentas. ¡Suerte!