IMPULSO/Ángel Díaz del Río
Alianza generacional
Ayer, hablamos de ese momento coyuntural en la historia del país cuando, por un capricho del presidente Miguel de la Madrid en 1986, se van del PRI Cárdenas, Muños Ledo y cientos de militantes más. Dos años después, éstos formalizan la creación del Partido de la Revolución Democrática.
En estos momentos, el presidente Enrique Peña Nieto se enfrenta sin duda a un conflicto que lo marcará y que distinguirá a su gestión como presidente salido de las filas del Revolucionario Institucional, podrá abrir la puerta a la democratización interna de su partido o mantenerse como el “fiel de la balanza”. En febrero de 2001, dio muestras de un pragmatismo que le valió críticas, pero que resultó benéfico para él y para el partido.
En 1986, De la Madrid se montó en su macho, como dice el dicho, y terminó expulsando a Cárdenas y compañía, nunca se imaginó el monstruo que estaba creando.
La semana pasada, un grupo de priistas con Manlio Fabio Beltrones al frente integró algo que dieron en llamar “alianza generacional”, que pugna por la democratización del partido en la toma de decisiones, sobre todo en la gran decisión que habrán de tomar en los próximos meses para sacar al candidato a la presidencia de la República.
Anunciaron que acudirán a la XXII Asamblea Nacional de su partido para demandar que la candidatura se elija a través de un mecanismo de consulta abierta a las bases militantes y a sus simpatizantes.
Además de Beltrones, sobresalen algunos otros nombres: José Encarnación Alfaro, José Ramón Martel e Ivonne Ortega, todos ellos con una indiscutible trayectoria al interior del partido.
El problema es que, a semejanza de 1986, hoy, el presidente tiene sus consentidos entre los aspirantes. En aquella época, fue Carlos Salinas de Gortari, hoy, son Luis Videgaray, Aurelio Nuño y José Antonio Meade. En 1986, Cárdenas era el aspirante indiscutible, su candidatura hubiera ganado incuestionablemente frente a quien fuera, pero no era del agrado de Miguel De la Madrid. Hoy están Miguel Ángel Osorio Chong y Eruviel Ávila Villegas del lado de quienes no forman el primer círculo del presidente Peña Nieto.
Al final, ¿quién ganará?, ¿cuánto perderá el PRI y de qué tamaño será su hecatombe política si no hacen caso al fenómeno democratizador?
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A estas alturas, los gobiernos deben entender que cualquier decisión que afecte a la sociedad en su conjunto debe ser consensuada. Emprender obras sólo porque benefician a particulares o a pequeños grupos terminan convirtiéndose en acciones autoritarias que son repudiadas por la ciudadanía.
Hace unos días, iniciaron las obras para construir dos pasos deprimidos sobre el Paseo Tollocan para beneficiar a quienes acuden a realizar compras a Galerías Toluca. Es una obra necesaria, de verdad, mucho ayudaría a descongestionar el tráfico en esa zona.
Pero qué cree, amable lector, las autoridades nunca dieron aviso a la sociedad, nunca le preguntaron si estaba de acuerdo y, de pronto, un montón de pseudoambientalistas y los vivales de siempre del Partido de la Revolución Democrática convocaron a manifestarse en contra de esta obra.
Ayer, unas cien personas se manifestaron en el sitio y señalaron que nunca permitirán la obra porque se trata de un ecocidio.
Tuvo que salir a dar la cara el gobernador Eruviel Ávila Villegas para decir que, aunque la obra no está cancelada, escucharán a todas las voces en contra y sobre todo a los urbanistas y especialistas de la Facultad de Ingeniería de la UAEM, para lo que se establecerán mesas de análisis.
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Y mire, querido lector, en la Delegación de Cuajimalpa también se cuecen habas, como dice el dicho, allí, un grupo de vecinos intenta detener las obras de construcción del Tren interurbano México-Toluca porque el Gobierno federal está derribando áreas en la zona conocida como “El Ocital”, que es un área protegida.
De inmediato, las autoridades delegaciones se adhirieron a esta causa y exigieron al Gobierno federal que detengan la tala de árboles. Los colonos de Lomas del Padre son los que encabezan esta manifestación. Dicen que desde el lunes ya derribaron algo así como unos 50 árboles. Ya veremos en qué termina esto.
