IMPULSO/Ángel Díaz del Río
Grupos de poder
Después de las elecciones, viene una etapa legal complicada, los tribunales Electoral del Estado de México y Electoral del Poder Judicial de la Federación revisarán a detalle todas las impugnaciones, todos los actos denunciados por los partidos contendientes, aun aquellas presentadas por organizaciones de la sociedad civil.
Es una labor pesada, farragosa, en la que las interpretaciones de la ley serán seguramente muy cuestionadas, donde, como es previsible, todo mundo quiere tener la razón en los actos impugnados.
Mientras eso sucede, los candidatos que perdieron ya se olvidaron de los resultados, con excepción de la maestra Delfina Gómez Álvarez, que anda otra vez recorriendo la entidad, ahora para denunciar las trampas que sus seguidores vieron y para agradecer a quienes votaron por ella en los comicios.
Ya sin la presencia de Andrés Manuel, no ha tenido la misma afluencia de personas a sus mítines, ya sin acarreados, son muy pocos los que se han acercado para escuchar sus lamentaciones.
En el caso del presunto ganador, que lo será hasta que sea declarado como tal por la Legislatura mexiquense, tiene mucho trabajo por delante, primero, entre que son peras o son manzanas, tiene que elaborar un programa de gobierno sexenal y un programa emergente de cien días en el que la gente verá qué es lo que le espera durante los siguientes cinco años y cacho.
Este programa debe ser muy atractivo, alejado de utopías y lo suficientemente claro como para que la gente lo entienda y, en la medida de lo posible, lo haga suyo.
Atraer a más de nueve millones de personas que no votaron por él será un duro reto para Alfredo del Mazo, pero entusiasmar a 17 millones de habitantes de todos los colores partidistas es una tarea titánica. Involucrar a la gente en su programa de trabajo no será de ninguna manera una tarea sencilla, al contrario, deberán echarle mucha imaginación para que eso suceda.
Quizás con un par de golpes de efecto podría lograr ese milagro, pero luego debe mantener la atención de la gente porque, además, el año que entra viene la renovación del Congreso mexiquense y de los 125 ayuntamientos y del Mazo debe apurarse a demostrar que todo lo que prometió es factible para que la gente pueda tener confianza otra vez en su partido, de lo contrario, la debacle tricolor será de antología en las elecciones de julio de 2018.
Además, por si eso fuera poco, debe conciliar con los distintos grupos de poder para armar un equipo de trabajo que responda a sus expectativas y que al mismo tiempo tenga la suficiente representatividad para que pueda tener el mínimo de gobernabilidad al interior de su partido.
Aquí es donde los ex gobernadores ya están afilando las navajas y relamiéndose los bigotes, pues tratarán todos de quedarse con la mayor tajada posible de los puestos de primer nivel e influenciar para que a los siguientes niveles de gobierno puedan acceder personas afines a ellos.
La rebatinga estará sabrosa y es algo muy diferente a lo que le sucedió a su padre al llegar al poder, pues, como estaba enfrentado con todos los grupos, con toda la tranquilidad del mundo pudo elegir a personas de su agrado sin que necesariamente tuvieran nexos con los grupos de poder estatal.
Fue criticado al principio por esos mismos grupos de poder, pero luego callaron y se disciplinaron, no les quedaba de otra si querían obtener aunque fuera migajas del poder que se repartió al poco tiempo.
Ahora, del Mazo Maza deberá enfrentar a algunos ex gobernadores que estarán llenos de soberbia y que querrán su parte del pastel, además, deberá elegir a la gente que es de toda su confianza y, por si eso fuera poco, vendrán las miles de recomendaciones de todo mundo, desde las de familiares y amigos hasta grupos de poder como sindicatos, grupos empresariales y hasta de los partidos que fueron en alianza con él y que, al final, fueron los que le dieron el triunfo, por lo menos hasta el momento.
En todo este lío, tendrá que analizar perfiles para ver quiénes son los mejores hombres para cada una de las áreas del Gobierno estatal. Sí, la tarea es de suyo muy complicada, ya veremos cómo queda al final la repartición y quiénes se quedaron con las mayores tajadas.