IMPULSO/Ángel Díaz del Río
Candidatos
Parece que así serán los restantes días de campaña, puro hablar de los candidatos, de lo que dicen, de lo que hacen, de lo que ocultan. Veremos, amable lector, si no nos hastiamos antes. Ni modo de no hablar del súper bono que se auto autorizó Delfina Gómez Álvarez al término de su gestión como presidenta municipal de Texcoco, ni más ni menos que ¡400 mil pesos!
Sí, lo leyó bien, cuatrocientos mil pesos, sólo de bono de fin de año, cuando le preguntaron, ni siquiera se ruborizó. Lo aceptó como si nada y aun trató justificarlo aduciendo recortes en el gasto y una política de austeridad durante los tres años. Si fue cierto lo de la política de austeridad, pues eso queda explicado claramente, necesitaba ahorrar para pagarse ese gran bono de fin de año, al que deben aumentarse su bono de fin de año, su aguinaldo y su prima vacacional, ¡eh!, qué tal.
Y esa dama se llena la boca hablando de moralidad, de ética, de transparencia, no, sí los que se dicen “de izquierda” son iguales o peores que los que dicen combatir, ¿será acaso porque ni siquiera saben que es una ideología de izquierda o un pensamiento liberal?
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Dicen los encuestadores (casi todos) que Andrés Manuel va adelante en las preferencias de la ciudadanía para ser el próximo presidente de los mexicanos y que, peleándole muy de cerca, va detrás Margarita Zavala. Atrás, un poco más atrás, dos punteros tricolores Miguel Ángel Osorio Chong y Eruviel Ávila Villegas, todos los demás que se mencionan, ellos sí, demasiado atrás.
En las elecciones de 2006, el tabasqueño arrancó con una ventaja considerable sobre su más cercano rival, Felipe Calderón Hinojosa. En aquel entonces, sucedieron dos hechos que voltearon las mediciones: la soberbia del perredista que lo hizo pelearse con todo mundo, incluidos los representantes de los medios de comunicación, los empresarios y los políticos de su propio partido.
Ése fue un revés tremendo que se infringió y que le hizo perder muchos seguidores. El otro tema que le afectó fue la exitosa campaña mediática que lo identificaba con un “peligro para México”. A partir de allí, todo fue rodar cuesta abajo hasta que perdió la presidencia que ya consideraba suya.
Hoy, avanza con mucha delantera y eso tiene sentido, pues no debemos de olvidar que él lleva casi 18 años en campaña con una presencia cansina en los medios electrónicos porque, en el colmo de la satrapía, se apropió también de los promocionales de su candidata Delfina Gómez Álvarez en el Estado de México.
Margarita Zavala lleva también varios años en campaña y es lógico que esté empoderada en el ánimo de la gente. También es natural que los aspirantes priistas no hayan avanzado porque no están en campaña. Tanto Eruviel Ávila como Osorio Chong están cumpliendo con sus responsabilidades y las cosas cambiarán en cuanto alguno de ellos quede libre, lo que sucederá con el mandatario mexiquense a partir del 16 de septiembre. Entonces sí, podrá hacer campaña abierta y las cosas pueden cambiar mucho en la percepción de la gente.
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Ignacio Del Valle, líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y de los temibles “macheteros de Atenco”, defiende a capa y espada sus parcelas en contra de las obras de construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, así sucedió cuando realizaron el primer proyecto allá por el año 2003, y es bueno que así sea.
Pero cuando habla de que este nuevo proyecto, está dañando la flora y fauna del lugar, pues allí si miente el combativo hombre y le voy a explicar por qué, amable lector: Atenco, junto con Tezoyuca, Texcoco, Neza, Ecatepec y Chimalhuacán, entre otros municipios, crecieron conforme se desecó el Lago de Texcoco.
Las zonas cuarta y quinta de Ecatepec, así como gran parte de Neza, usaron tierras de lo que fue el vaso del Lago, y para qué se entienda mejor diré que son tierras salitrosas donde es muy difícil que crezca alguna planta y esto es porque las aguas del Lago de Texcoco eran saladas.
Así que cuando dice que están afectando a la flora y la fauna del lugar, pues como que don Ignacio está faltando a la verdad, el problema es que, como nadie conoce esos lugares, pues se van con lo que dice el activista y se imaginan un ecocidio o un atentado contra el medio ambiente, nada más alejado de la verdad.
