Diciembre 26, 2024
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Síntesis mexiquense

IMPULSO/ Ángel Díaz del Río
Laboratorio político

Se ha dicho hasta el cansancio que el Estado de México es el laboratorio político de lo que sucederá en las elecciones presidenciales, justo al año siguiente. Es posible que así sea, aunque elecciones anteriores han desmentido esa situación.

Por ejemplo, en 1999, ganó las elecciones locales Arturo Montiel Rojas y eso no fue impedimento para que al año siguiente ganara las elecciones presidenciales el panista Vicente Fox, lo mismo sucedió en 2005 cuando Enrique Peña Nieto remontó una diferencia que se antojaba imposible y terminó ganando a Rubén Mendoza Ayala. El triunfo de Peña no fue obstáculo para que en 2006, en una muy cerrada contienda, ganara Felipe Calderón Hinojosa.

Esas dos elecciones sirven de desmentido para quienes afirman que la elección para gobernador en el Estado de México es ejemplo de lo que puede suceder en las elecciones federales del año siguiente.

Por las características coyunturales del momento, el resultado del cuatro de junio sí puede influir, pero no en el ánimo del electorado para los comicios del año entrante. Más bien, puede definir la recomposición de grupos al interior de los partidos con miras a la elección federal.

Por ejemplo, un triunfo del PRI mejoraría la posición de los grupos que encabezan el gobernador mexiquense Eruviel Ávila Villegas y el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, ello en detrimento del grupo “Pachuca”, que lidera el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.

Una derrota del toluqueño levantaría a Osorio y mandaría a la lona a Ávila Villegas, Videgaray y Meade, así de Fácil. Eso es lo que se juegan en el PRI los principales actores políticos que buscan la candidatura a la Presidencia de la República.

Un triunfo de Josefina Vázquez Mota impulsaría hasta las nubes las aspiraciones de Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN, y rebajaría puntos a Margarita Zavala. Por el contrario, una derrota de Josefina Vázquez Mota elevaría los bonos del ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y cerraría mucho la ventaja que le lleva Margarita Zavala; mandarían al tercer lugar a Ricardo Anaya.

Si Delfina Gómez Álvarez llega a ganar la Gubernatura, las posibilidades de que Andrés Manuel López Obrador se convierta en presidente se fortalecerían mucho, prácticamente llegaría como puntero a la campaña y tendría que suceder algo muy fuera de lugar, como ya pasó en 2006, para que el tabasqueño pierda.

Si se ve así, desde este punto de vista, entonces, el Estado de México sí será un laboratorio para los comicios del año entrante, cuando los mexicanos elijamos al próximo presidente de la República, pero, con los antecedentes que ya le dimos de las últimas elecciones y su correlación con la elección federal siguiente, pues, nada que ver.

Aún se recuerda en la entidad aquellas elecciones locales de 1990, especiales porque en 1988 se formó el Frente Democrático Nacional con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a la cabeza y en las elecciones federales estuvo a un paso de ganarle a Carlos Salinas de Gortari, aunque muchos malosos, incluido Manuel Bartlett, aseguran que el michoacano fue el ganador.

Bueno, después de esos comicios, hubo elecciones en Michoacán y el PRD, que surgió del FDN, arrasó en las elecciones, llevándose casi todas las alcaldías y diputaciones locales en juego. Entonces había mucha expectativa en 1990 por saber cuánto perdería el PRI.

Pero todo mundo se llevó una gran sorpresa cuando el Tricolor ganó absolutamente todo lo que estaba en juego; se perdieron dos alcaldías porque algo debía ganar la oposición, pero todo lo demás se ganó. Nadie lo creía, pero allí estaban los resultados y en ese momento fueron las elecciones más vigiladas en la historia de la entidad; hubo representantes de todos los diarios editados en la ciudad de México, así como decenas de representantes de medios extranjeros.

Vigilaron casillas, supervisaron muchos municipios y no encontraron nada malo, un triunfo en total transparencia.

Así que, volviendo al tema inicial, puede ser que el resultado de las elecciones mexiquenses modifiqué la composición y posición de los grupos al interior de cada partido y que muestre, más o menos, como irá el sentido de la votación, pero sólo eso, hay mucha distancia para que los resultados en la entidad sean un reflejo de lo que sucederá en 2018.