Noviembre 23, 2024
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SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

 

IMPULSO/ Félix Morriña/ Fotos: David Bolaños

¡A dos décadas del Vive Latino, el rock se transformó en el ecléctico producto de la canasta básica!

Si por ahí existe todavía algún purista, ortodoxo, vintage y derivados sobre su percepción del rock en todas sus variantes, idiomas, expresiones y manifestaciones artístico culturales en el mundo, aquellas que le dieron origen al rock contestario, déjenme decirles que la programación del encuentro musical anual en habla hispana hace mucho que se transformó y se adaptó a las condiciones del mercado, a la oferta y la demanda, como corresponde al negocio de la música de masas, por lo que esos entes a quienes les debemos la banda sonora de nuestras vidas, sólo hay que agradecerles por lo que hicieron y por lo que nosotros dejamos de hacer.

¿Está bien? ¿Está mal?, me preguntan infantes, nuevos interesados y público que empezó a vivir este festival musical hace un lustro o menos, y lo único que alcanzo a decir, es que todo ha cambiado para seguir igual, como el sentido común del punk. En lo particular, el Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino me ha dejado tan satisfecho, como desilusionado en varios aspectos, al grado de a veces ya no querer asistir, debido al robo de celulares (como me pasó hace dos años en pleno túnel para pasar de un escenario a otro), asaltos al interior del Foro Sol, donde se lleva a cabo el festival; altos precios, servicios que no cubren ya mis expectativas, pero nunca dejaría de informarles a mis lectores, a mi audiencia, que hay cosas rescatables año con año, que hacen que uno se dé una vuelta por la CDMX para enterarse y vivir la experiencia.

Para este #ServibaryAmigo #DandyperoPunk #ElCinicoMayor la primera década del Vive Latino fue la mejor en muchos sentidos, desde la programación, la edad que teníamos, el valor de la experiencia de estar en otros festivales de otras naciones, como el Cosquín Rock de Córdoba, Argentina; la forma de trabajar de la prensa, las condiciones en las que uno podía operar y moverse, hasta las comidas, bebidas y demás insumos y viáticos de la época. La siguiente década hubo altibajos, cambiaron radicalmente las cosas, entraron grupos que nada tenían que ver con la vanguardia sonora del momento, mucho menos con el rock, y entraron a escena géneros musicales que dejaban jugosos dividendos a los organizadores, gracias a que jalaban cantidades de personas, hordas de seguidores que empezaron a invadir poco a poco los espacios ganados a pulso por la comunidad rockera.

silencios Estereofónicos

De repente, tenías a lado tuyo a melómanos de feria, con exóticos gustos y parafernalia digna de encuentros musicales de banda, de ferias santorales, como ganaderas y todo lo que tenga que ver con el ambiente rural o de suburbios alejados de lo cosmopolita. A veces se parece a esas películas de narcotraficantes en las que hay todo el folclore de los colombianos mezclada con la onda española, la mexicana y la mediterránea (como un safari africano en español). En lo particular, no tengo nada contra ese extracto de una clase social ajena, por completo, a la mía, sólo que yo no invado esos espacios y no me gusta en absoluto que invadan los míos (cada quien en su lugar, esta agua no gusta del aceite), salvo en condiciones muy, pero muy especiales.

Por curiosidad y por trabajo, en su momento tuve oportunidad de presenciar y vivir encuentros sonoros ajenos a mis gustos musicales, cuyo resultado queda sólo en la memoria y muy pocas veces lo he registrado en materia periodística. Por años estuve de acuerdo con el eclecticismo, pero aprendí que hay parámetros y en el Festival Vive Latino se rebasaron todos. Hoy día es un encuentro muy ecléctico, versátil (cual fiesta casera de fin de semana o de boda, quinceaños y demás), con gustos para todos y con algunas novedades y chispazos de mejora, pero ya acostumbrados y tras 20 años de existencia, uno cumple con su labor y vámonos a otra cosa.

Con este contexto, ya no debe haber molestia alguna y usted amable seguidor, lector y simpatizante, sabrá escoger bien su programación para los dos días que dura el Festival Vive Latino 2019 (sábado 16 y domingo 17 de marzo), en donde el plato fuerte será ver a los veteranos roqueros de este país, así como algunas sorpresas de los demás países iberoamericanos, con invitados especiales del orbe sajón. El primer día estarán Bomba Estéreo, Caifanes, Cirse, Daniela Spalla, División Minúscula, Editors, Fantastic Negrito, Fermín IV, Foals, Fobia, Guasones, Juanse, Jumbo, Kill Aniston, Liquits, Los Afro Brothers, Machingón, Technotronic, el mismísimo Óscar Chávez, Ximena Sariñana, Ska P, Sonido Gallo Negro, entre otros.

Para el domingo 17 de marzo estarán entre otros más, The 1975, María Barracuda, El Gran Silencio, Bunbury, Café Tacvba, Draco Rosa, Bowie: André y amigos, Orquesta Dámaso Pérez Prado, Los Estrambóticos, Los Tres, Miguel Mateos, La Orquesta Mondragón, The Plastics Revolution, Santana, Javier Bátiz, El Tri, de quienes se espera suban los tres grupos para hacer un jam sesión histórico que marque un antes y después en el rock en este país, ya que son el eje motriz de generaciones enteras, pese a quien le pese, guste a quien guste. ¡Sólo por verlos, aunque sea por separado, cada uno en su espacio y escenario, vale la pena esta edición!

En próximas entregas les iremos diciendo aspectos sociológicos de este masivo encuentro con la música, mientras disfruten de los saludos de algunos músicos que estuvieron en la conferencia de prensa, en la que no supieron decir #SilenciosEstereofonicos, nombre del próximo programa de radio y televisión en línea de este interlocutor, pero no importa si dijeron #Sonidos, en lugar de #Silencios, porque todo sucedió muy rápido y con tanta gente, decenas de jóvenes “periodistas” que no tenían idea de quiénes tenían frente suyo. Imagínense que no sabían quién es Óscar Chávez. ¡Les digo, todo ha cambiado para seguir igual!

Ya saben consulten cartelera, porque incluso habrá lucha libre, proyección de películas, el tradicional tianguis chopero, la presentación de un libro conmemorativo y una gran variedad de ofertas en esta “feria masiva de talentos y mercadeo sonoro”. Ya saben, hace mucho que el rock dejó de ser lo que era, con todo y su espíritu contestatario e irreverente, porque se ha convertido en un ecléctico producto de la canasta básica del mexicano.

Recuerden, nos vemos por allá, cuiden sus cosas, no anden solos y no se pongan hasta la madre, para que no los molesten los agentes de seguridad privada contratada para la ocasión. ¡No quiero presenciar abusos, gandallez y estupidez juntos! ¡Salud!