Félix Morriña
David Bahena: “Sigue brillando, diamante loco”, allá en el cosmos
¡No pude llorarte hasta ahora! No pude sentir nada hace una semana cuando me enteré por conducto de la fotógrafa, amiga, cómplice y camarada Luz del Alba Velasko, por quien te conocí, que te habías marchado de la faz de la tierra sin despedida de por medio. Te fuiste a refugiar en los hoyos negros del cosmos, ese espacio que conocimos mejor gracias a ti gran científico de formación comunista, socialista, de verdadera izquierda internacional. Te retiraste hace un trienio para lamerte las heridas, cual tigre de bengala, para ver las estrellas como sólo tú nos enseñaste.
Presumí por años a mis enemigos tener de amigo a un científico, a un docto en física teórica, a un astrónomo y astrofísico por excelencia, a un distinguido mexicano egresado de la Universidad Carolina de Praga, donde afianzó su idiosincrasia comunista-socialista y de incansable luchador social. ¿Cuántos de ustedes afables lectores han tenido la oportunidad de sentarse, al menos por unos minutos, al lado de una eminencia como lo fue el doctor David Bahena y escuchar cada sabia palabra de su más sentido pensar? ¿Cuántas veces en la vida puede uno estar al lado de alguien que tiene un lugar privilegiado en el mundo?
Lo entrevisté muchas veces sobre cómo los poderes fácticos, los absurdos y corruptos empresarios, políticos y demás seres oscuros acaban días tras día con toda la riqueza natural del territorio mexicano. Defendió como pocos en México al petróleo y recursos naturales, lo que le valió ser uno de los enemigos directos del sistema. David Bahena desarrolló investigaciones sobre las primeras estrellas del universo y sus complicaciones cosmológicas que ahora padecemos. ¡No nos quejemos!
Recuerdo las intensas veladas etílicas en la casa de Toluca de Luz del Alba Velasko, en donde tienen cabida poetas, escritores, investigadores, científicos, músicos, ¡vamos!, entes de la cultura en general de esta y otras naciones, en las que proponíamos mejoras sociales, esas que no tienen cabida en la clase del poder fáctico. Luz lo recuerda así: “su intensa vida queda en escritos, entrevistas y discursos, en forma impresa, digital, hablada y en imágenes. Fue un hombre consecuente con su tiempo, forjador de ideas para defender el movimiento obrero. Planeó y organizó la historia del Sindicato de los Trabajadores Nucleares Mexicanos, entre otras cosas de mucha valía”.
Para este “Servibar y amigo”, fue, es y será un hombre de ciencia al servicio de la humanidad. El lunes 18 de junio fue la última vez que viste la luz de esta tierra, poco se sabe de tu muerte, porque así lo decidiste. ¡Querías partir en silencio estereofónico! Muchos de tus seres queridos se enteraron días después y este interlocutor quedó impávido por la caída de una estrella más a la David Bowie, a la Pink Floyd. Por supuesto que no me estoy acostumbrando a la muerte de mis queridos camaradas, sólo que ha sido un año muy especial para quien escribe. Hace dos años se nos estaban yendo los grandes músicos y artistas que nutrieron nuestro conocimiento y estos meses del 2018 se me están yendo los que me acompañaron a conocer ese mundo. ¡Estas muertes deben darme vida! ¡Alguien debe morir para que yo viva!
Maestro David Bahena, sigo usando ese chaleco color mostaza para reportero en lucha que me regalaste hace 15 años en mi antigua casa del Barrio de Santiaguito de mi adorado Metepec. Ese chaleco me acompaña cada periodo electoral, como sucede ahora. Me doy tiempo de ver el amanecer en el último día de campañas para elegir al próximo dictador administrador de la miseria mexicana y escribir mi columna. Los dedos se entumen, la mirada se pierde en el claroscuro del cielo al nacer el día con suelo mojado de triste lluvia.
La noche que me regalaste ese chaleco estábamos con tus férreos colaboradores del Frente de los Trabajadores de la Energía (FTE), escuchamos mucho jazz y rock progresivo, en especial, a Pink Floyd, de quien te dediqué ‘Shine on you crazy diamond’. Te recordé que esa canción se la habían escrito al otrora líder de la excelsa banda inglesa Syd Barrett, quien en junio de 1975 llegó a los míticos estudios Abbey Road mientras sus ex compañeros grababan la canción para el disco “Wish You Were Here”.
Después de verlo en condiciones infrahumanas, con cabeza y cejas rasuradas, más de 100 kilos de peso, extremadamente regordete, con la mirada perdida gracias a los excesos con el LSD, motivo por el cual había sido echado de la banda siete años atrás, a pesar de su incomparable capacidad creativa, el cantante líder, guitarrista y compositor Roger Waters; el seis cuerdas y cantante David Gilmour; el tecladista Richard Wright y el baterista Nick Mason se quedaron boquiabiertos, estupefactos, incrédulos. Waters echó a llorar por ver a su antiguo amigo hecho trizas, por lo que cambió el rumbo de la historia de la memorable canción. A los demás les cambió la vida. Barrett murió solo y abandonado en julio del 2006 a causa de la diabetes. Seguridad Social de Inglaterra le pagó una pensión hasta su muerte tras haber sido diagnosticado como enfermo mental.
Te maravillaste de nuevo lánguido Quijote mexicano al saber que ‘Shine on you crazy diamond’ es una canción icono de la historia universal de la música, sobre todo porque el cosmos, la existencia, la inteligencia, la creación, el amor, la amistad están ahí en esos versos que han trascendido, tal y como ahora lo haces tú David Bahena. Me enseñaste a ver la vida con ojo clínico, con raciocinio, pero sin dejar jamás de sentir y llorar. Me enseñaste que en condiciones pésimas había que comer sólo un día, como suele suceder cuando te ponen la bota del Sistema al cuello y te persiguen todo el tiempo. Me enseñaste a ser ente de bajo perfil para no ser el blanco de los hombres de negro (¡como tantas veces lograste salvar la vida del frío fierro del gobierno en la sien!), pero sobretodo, me enseñaste a amar a la ciencia, al conocimiento, y a veces, atreverse a pensar que Dios es una estrella en el infinito que ilumina el pensamiento hasta que el resplandor haga cegar los sentidos que nos dio humanidad. ¡Te llegó ya ese resplandor querido amigo! Luego entonces, científico David Bahena: “Sigue brillando, diamante loco”, allá en el cosmos, tu casa. Descansa tu carne y huesos en paz y que tu espíritu cabalgue cual Quijote en lucha plena. ¡Hasta siempre camarada!
“Remember when you were young, you shone like the sun./ Shine on you crazy diamond./ Now there’s a look in your ayes, like black holes in the sky./ Shine on you crazy diamond./ You were caught on the crossfire of childhood and atardom,/ Blow on the steel breeze./ Come on you target for faraway laughter,/ Come on you stranger, you legend, you martyr, and shine!/ You reached for the secret too son, you cried for the moon./ Shine on you crazy diamond./ Threatened by shadows at night, and exposed in the light./ Shine on you crazy diamond./ Well you more out your welcome with random precisión,/ Rode on the steel breeze./ Come on your raver, you ser of visions,/ Come on you raver, you ser of visions,/ Come on you painter, you piper, you prisioner, and shine!”.
“Recuerda cuando eras joven/ Brillabas como el sol./ Sigue brillando, diamante loco./ Ahora hay una mirada en tus ojos,/ Como agujeros negros en el cielo./ Sigue brillando, diamante loco./ Quedaste atrapado en el fuego cruzado/ De la niñez y el estrellato,/ Llevado por la brisa de acero./ Adelante, tú, objetivo de risas lejanas./ Adelante, tú, leyenda, tú, mártir,/ Y ¡brilla!/ Perseguiste el secreto demasiado pronto./ Y lloraste por la luna./ Sigue brillando, diamante loco./ Amenazado por las sombras de la noche, indefenso en la luz./ Sigue brillando, diamante loco./ Dejaste de ser el bienvenido,/ Con precisión aleatoria,/ Cabalgando la brisa de acero./ Adelante, tú, loco delirante y visionario./ Adelante, tú, pintor, tú, gaitero, tú, prisionero,/ Y ¡brilla!”.
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