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IMPULSO/Félix Morriña
“Maquinaria Panamericana”, retrato fílmico del abstracto mundo laboral mexicano

Imagínense una fábrica vendedora de palas mecánicas y excavadoras frente al Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México (CDMX) entre los años 60 y mediados de la década de los años 90, con domesticado y fiel personal, negado a los cambios tecnológicos, entregado a su mediocre y melancólica cotidianidad. Para los que no vivieron la época, ni trabajaron en una empresa de este tipo, ni conocen esa realidad, ni conocieron a alguien que viviese ese mundo abstracto, les parecerá irrisoria, absurda y patética una existencia así, pero ¿qué creen?, en México existe, existió y está registrada en la memoria de la clase trabajadora nacional.

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¿Cuántas fábricas en este país no vivieron terribles desenlaces económicos en 1995 tras el “Efecto Tequila” del entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León? ¿Cuántas no quebraron por la ineficiencia de las autoridades gubernamentales y de los empresarios que prefirieron hundirlas antes que rescatarlas? Sin que esta manifestación socioeconómica y política esté presente en la película “Maquinaria Panamericana” del treintañero cineasta mexicano Joaquín del Paso, entendemos lo que hay detrás de la historia contada a través de sus trabajadores.

No fue necesario plantear el tema macroeconómico porque de antemano en el filme todos saben que la fábrica vive sus peores momentos, saben que está en quiebra y que su afable patrón paga de sus bolsillos, hasta su muerte, el salario de los trabajadores. Conscientes de la situación deciden continuar con su cotidianidad hasta que el cuerpo aguante y el destino los alcance.

Con apenas tres millones de pesos, Del Paso hizo con muchos esfuerzos esta película en una sola locación, la empresa “Maquinaria Panamericana”, la cual existió, fue demolida para construir una agencia automotriz y el cineasta vio su destrucción hasta su actual transformación. Cada vez que tomaba un avión de la Terminal 2 del aeropuerto capitalino, su memoria registraba esa transformación, al grado de hacer en su cabeza varios planos secuencia para otra película. También le pegó la nostalgia del abstracto mundo laboral mexicano.

“¿A quién no?”, le dije previo a su estreno en las salas cinematográficas del país, cuando tuvimos la oportunidad, en medio de las también absurdas campañas por la gubernatura mexiquense, de ver en Metepec la premier de “Maquinaria Panamericana”. Todos lo que vivimos la época de las transformaciones, de las “evoluciones” de las fábricas, o cualquier empresa del siglo pasado, la época de los despidos masivos, de los que prefirieron morirse con su momento histórico y negarse al cambio; sabemos que “Maquinaria Panamericana” es una película muy distinta a las existentes en el mercado cinematográfico, al grado de ser poco comprendida si no se llega a las salas comerciales con un contexto sociológico.

Para quien no tenga sentido del humor negro, no conozca el cine de comedia negra, quien no haya visto “El dulce encanto de la burguesía” del maestro Luis Buñuel y “Mecánica Nacional” de Luis Alcoriza, les recomendamos lo hagan para apreciar esta excelente película de este género en pleno siglo XXI. Con este contexto, y algunos ejemplos más que se omiten en este momento, el público podrá entender los motivos por los cuales los antecesores de los “Godínez”, o los obreros “descalificados” y oficinistas retrógradas, proceden de esa forma y viven en el ostracismo.

Además, actúan en “Maquinaria Panamericana” los camaradas bonérrimos actores Javier Zaragoza y Edmundo Mosqueira, a quienes volví a ver en la premier tras varios años sin vaso en mano. El sonido de la película es uno de los factores importantes en esta cinta, al grado de que ciertos y persistentes tonos no los olvidas jamás tras haberla apreciado; el agua, las inundaciones y el alcohol son elementos indiscutibles en la trama.

La fotografía fue muy cuidada, al igual que la edición de la película. La música incidental te atrapa y el concepto de marginalidad, camaradería, fraternidad, amorío, persuasión masiva laboral, traición, mentira, relaciones interpersonales frustradas y la muerte, hacen de “Maquinaria Panamericana” una película que debe verse para entender una parte del México laboral de finales del siglo XX, con todo y la tecnología de la época, como esos pesados teléfonos fijos de oficina, las primeras computadoras de escritorio, los desvencijados escritorios, las interminables carpetas con facturas y registros de compra-venta y todo el mobiliario que sólo queda en bodegas o en la memoria de algunos que estuvimos ahí, que nos tocó ver morir. ¡Hoy, es otro México! ¡Hasta la próxima!

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