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Silencios estereofónicos

IMPULSO/ Félix Morriña
¡Mozzer, Mozzer, Mozzer: Morrissey regresa a México!

Dedicado a “París-Londres”,
dedicado a Alma González López,
dedicado a todos los “yo”, lo mejor de mi

No importa si no trae disco nuevo bajo el brazo, siempre será una brillante oportunidad ver de nuevo a Steven Patrick Morrissey (Davyhulme, Lancashire, 22 de mayo de 1959) sobre un escenario en México, país donde se le ha rendido pleitesía, ya sea con la mítica banda inglesa The Smiths a mediados de los años ochenta (a quienes no tuvimos oportunidad de ver en vivo), o en plan solitario desde su primer álbum “Viva Hate” (1988) hasta el sacado al mercado en el 2014: “World Peace Is None Of Your Busines”.

Esta vez Mozzer, como le conocemos los más allegados a su música, viene a México para cumplir con fechas que nos debe con anterioridad. No olvidan sus fieles seguidores que ha cancelado por problemas de salud, no sólo aquí cuando lo programaron en el Festival Vive Latino, sino en varias partes del orbe, debido al síndrome del Esófago de Barrett que padece junto a otras dolencias propias de un hombre de 57 años del medio artístico.

Mozzer se presentará el miércoles 29 de marzo en el Teatro Banamex de Monterrey; el viernes 31 de marzo, en el Palacio de los Deportes de la CDMX; el 1 de abril será parte del Festival Roxy de Guadalajara (donde es cabeza de cartel y tocarán antes los maravillosos y geniales James, Empire Of The Sun y Smash Mouth, entre otros) y el jueves 4 de abril hará lo propio en el Complejo BUAP de Puebla.

 

Los melómanos exigentes que hemos crecido con su música le agradecemos sobremanera nos haya acompañado en el eterno juego de seducción erotómana, nos haya servido de fondo musical para persuadir a féminas de entregarse por completo al placer o a la sana relación sentimental, de ser comparsa en el perverso dolor amoroso y en la siempre deseosa reconciliación, como le ha sucedido a este “Servibar y amigo” en distintas etapas de su existencia.

Desde la primera vez que tuve oportunidad de verle, en los lejanos años 90 en el Auditorio Nacional, hasta en un especial programa, sesión fotográfica (donde estuvo el camarada Fernando Aceves haciendo lo propio) en el Poliforum Cultural Siqueiros; pasando por un raro concierto en Puebla y un concierto muy especial en el Palacio de los Deportes, hace algunos ayeres y del que conservo con juvenil dedicación la acreditación de prensa; Morrissey siempre ha sido esa genuina mezcla de Elvis Presley, James Dean, Oscar Wilde y la arrogancia propia del clásico inglés contestatario, con vaso de whisky en una mano y en la otra un bóxer para lo que se ofrezca.

Cuando universitario, este interlocutor solía usar alcatraces en las bolsas traseras del desgajado pantalón de mezclilla como un homenaje, un tributo a la época de The Smiths. A mi look agregué diminutos y sofisticados aretes y arracadas para enfurecer a las clases conservadoras de la época, porque sólo los gays los usaban antes, sólo que yo no lo era, sino todo lo contrario.

Llegué a usar ese abultado copete (que muchos idiotas piensan que fue el presidente Enrique Peña Nieto quien lo puso de moda a su llagada a Los Pinos), para bailar a todo volumen el contenido de los cuatro discazos que grabaron junto con su amado guitarrista Johnny Marr (entonces eran pareja, luego Morrissey se dijo asexuado tras la separación), el bajista Andy Rourke y el baterista Mike Joyce: “The Smiths” (1984), “Meat Is Murder” (1985), “The Queen Is Dead” (1986) y “Strangeways, Here We Come” (1987).

Sabedor de que Morrissey toca temas de The Smiths sin problema y un largo listado de éxitos en cada recital, los cuatro próximos a efectuarse en México saldrán de esos 11 discos oficiales en plan solista, de los que siendo honesto me quedo con los primeros: “Viva Hate” (1988), “Bona Drag” (1990), “Kill Uncle” (1991), “Your Arsenal” (1992), “Vauxhall And I” (1994), luego lo dejé descansar, principalmente porque Morrissey empezó a engordar de fea manera y eso yo no podía soportarlo, debido a mi extrema vanidad y egolatría, sólo yo podía soportar mis excesos con mi dieta de cocaína y whisky para mantenerme en condiciones.

Luego nos volvimos a reencontrar con el discazo “You Are The Quarry” (2004), donde retomé los elegantes trajes, sólo para homenajearlo, porque Morrissey los lucía con un nivel estético de antaño. Había recuperado la cordura y el físico. Tras ese disco, me olvidé de él por años hasta mi llegada, el pasado trienio, a la Dirección de Cultura de Metepec, en donde mi adorada “París-Londres” me hizo retomar el camino. Yo recobré mi entusiasmo por escribir como ahora, por vivir y por volver al riel, pero como siempre, lo eché a perder una vez más debido a mis excesos y atormentados momentos existenciales.

Ahora estoy de nuevo escuchando a Morrissey para renacer, para ser un nuevo hombre y para homenajearlo, para homenajearme, para homenajear a quien me ha ayudado mucho a recuperar cordura y nivel. Ella fue quien me dijo, el pasado fin de semana, que una vez comunicándose con este “Servibar y amigo” escuchaba de fondo la rola que ahora comparto con ustedes: “This Charming Man (Este hombre encantador)”.

No queda más que verles queridos lectores en el Palacio de los Deportes o quizá en todos los recitales de este hombre que me ha acompañado gran parte de mi existencia. ¡Nos vemos Morrissey, brindaremos por este nuevo encuentro! ¡Salud!

“Punctured bicycle/ On a hillside desolate/ Will nature make a man of me yet?/ When in this charming car/ This charming man/ Why pamper life’s complexity/ When the leather runs smooth/ On the passenger seat?/ I would go out tonight/ But I haven’t got a stitch to wear/ This man said “It’s gruesome/ That someone so handsome should care”./ Ah! A jumped-up pantry boy/ Who never knew his place/ He said “return the ring”/ He knows so much about these things/ He knows so much about these things/ I would go out tonight/ But I haven’t got a stitch to wear/ This man said “It’s gruesome/ That someone so handsome should care”./ La, la-la, la-la, la-la, this charming man…/ Oh, la-la, la-la, la-la, this charming man…”.

“Una bicicleta con la rueda pinchada/ En una solitaria ladera/ ¿Me hará la naturaleza por fin un hombre?/ Cuando en este encantador automóvil/ Este hombre encantador/ ¿Por qué la vida mimada es compleja?/ ¿Cuando la piel corre tan suave/ En el asiento del pasajero?/ Saldría esta noche/ Pero no tengo nada que usar/ Este hombre dijo: “Es tan espantoso/ Que alguien tan guapo debería preocuparse”./ ¡Ah! Salta un chico de despensa/ Quién nunca conoció su lugar/ Él dijo: “Da vuelta al aro”/ Él sabe tanto sobre estas cosas/ Él sabe tanto sobre estas cosas./ Saldría esta noche/ Pero no tenga nada que usar/ Este hombre dijo: “Es tan espantoso/ Que alguien tan guapo debería preocuparse”/ La, la-la, la-la, la-la, este hombre encantador…/ ¡Oh!, la-la, la-la, la-la, este hombre encantador…”.

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