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Silencio. Por miedo, migrantes ocultan abusos sexuales

IMPULSO/Agencia SUN

Florida

“Ningún padre quisiera que alguno de sus hijos pasara por lo que pasó mi hija”, dice a EL UNIVERSAL don Genaro, papá de Rosa, la hondureña que recientemente contó a este periódico que fue abusada sexualmente cuando tenía 16 años en un centro de detención para inmigrantes en Texas.

“Cuando uno se entera se llena de coraje y se frustra, uno quisiera ir a pegarle al tipo que lo hizo”, dice don Genaro quien, al igual que su hija, es indocumentado, por lo que ambos prefieren reservar sus verdaderos nombres.

Rosa cruzó hace 10 años a EU por Arizona, pero fue capturada y enviada al centro de detención donde un guardia de control fronterizo la manoseó varias noches. Pudo haber denunciado e incluso aspirar a una visa “U” por violencia, pero prefirió guardar silencio. “Ya ves este país cómo anda y luego uno que está sin papeles; no queda de otra que aguantarse”, explica don Genaro. “Ya pasó mucho tiempo, mi hija ya más o menos lo superó y no quiere revivir esos momentos, y como está la cosa con este presidente [Donald Trump] la verdad es que para qué ponerse en riesgo”, añade.

No sólo niñas y mujeres adultas han sido y son víctimas de acoso y abuso sexual en los centros de detención para migrantes de EU, también los niños y hombres adultos. Recientemente varias asociaciones proinmigrantes tomaron la declaración de al menos ocho menores abusados sexualmente entre agosto de 2016 y julio de 2017 por un guardia de nombre Levian Pacheco, quien fue detenido por la policía de Phoenix, Arizona, y está en proceso de ser enjuiciado y sentenciado. Dos de los menores fueron abusados sexualmente y seis tocados en sus partes íntimas.

“A veces me pongo a pensar en lo que le pasó a mi hija y luego me entero que a otras personas les pasó algo parecido… Todo mundo piensa allá afuera [de EU] que este país es muy seguro, pero ya ves que no”, comenta don Genaro.

Agrupaciones en favor de los migrantes llevan años luchando para que se reconozcan decenas de abusos sexuales denunciados, pero sin mucho éxito. Aun cuando la oficina del Inspector General de EU reconoce haber recibido más de 36 mil quejas contra oficiales federales por daños físicos y acoso sexual contra migrantes entre enero de 2010 y julio de 2016. De estas quejas, al menos mil 16 corresponderían a abuso o acoso sexual; y de éstas, la agrupación Community Iniciatives for Visiting Inmigrants in Confinement (Iniciativas Comunitarias para Visitar a Inmigrantes Detenidos) señaló que 702 correspondían a denuncias de contacto sexual bajo coerción, 714 a abuso sexual o físico y 589 a acoso sexual. Sin embargo, dijeron, la fiscalía estadounidense sólo investigó 247, es decir, menos de 1%.

Uno de los centros de detención migratorios que actualmente tiene varias denuncias de abuso sexual es el T. Don Hutto, en el noreste de Texas. De hecho, el Fondo Mexicano Americano para la Defensa y Educación (MALDEF, por sus siglas en inglés) está presionando para que se investigue y se castigue a los responsables de varios abusos sexuales reportados en 2017.

En una carta de MALDEF a Kirsjen Nielsen, secretaria de Seguridad Nacional, y a otras instancias, pide que atiendan las denuncias. Cuatro mujeres fueron forzadas a ver a un guardia mientras se masturbaba; otra denunció haber sido violada por otro vigilante y una más aseguró haber recibido mensajes de una guardia para tener intimidad, y con comentarios lascivos. MALDEF señala que las denuncias de sus clientas se suman a una larga lista de historias de abusos sexuales en ese y otros centros de detención en EU. “Mi hija, desde que salió de donde la encerraron cuando llegó a este país, tiene problemas para acercarse o relacionarse con hombres”, confió don Genaro; “desde que le sucedió eso de que un guardia la estuvo tocando, me platica que no se siente bien cuando algún hombre se le acerca. Gracias a Dios no la violaron, pero qué mal que los que están disque para proteger sean quienes te hacen daño”, concluyó.

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