IMPULSO/ Agencia SUN
Estados Unidos
Perseguido y asediado por las acusaciones de acoso sexual, el senador demócrata Al Franken anunció este jueves que en las “próximas semanas” dejará su puesto en la Cámara Alta, convirtiéndose en la figura política de más rango en Estados Unidos en caer víctima de la oleada de denuncias de abusos.
Franken, ex actor pasado al activismo y la política, cedió a la presión de su propio partido para limpiar la imagen de tolerancia cero con los acosadores. El miércoles, la denuncia por beso forzado de una ex trabajadora del Congreso —la octava supuesta víctima de los forcejeos y tocamientos del senador— colmó el vaso de los demócratas y significó el inicio del fin.
A pesar de que en su momento pidió perdón por el primer caso, a medida que iban apareciendo nuevos los negaba o aseguraba no recordar los hechos de la misma manera. Este jueves, en su despedida, insistió en su disputa de las acusaciones. “Creo que se ha dado a la gente una falsa impresión que estuviera admitiendo hacer cosas que, de hecho, no he hecho. Algunos de los alegatos contra mí son simplemente no ciertos. Otros, los recuerdo de modo muy diferente”, se excusó.
Directo como siempre, aunque evitando citar por nombre, Franken dejó constancia de la “ironía” que supone que él tenga que abandonar el servicio público mientras otras figuras, como el propio presidente Donald Trump, continúan indemnes.
“Yo, como todos, soy consciente de que hay cierta ironía en el hecho de que me esté yendo mientras un hombre que ha alardeado en una grabación sobre su historia de asalto sexual está sentado en el Despacho Oval”, dijo.
La Casa Blanca insistió en quitar importancia a las denuncias contra el presidente alegando que “ya se respondió durante la campaña” y que la gente, al elegirlo, “también respondió a ello”. Durante las elecciones, al menos 16 mujeres denunciaron acoso sexual por parte del magnate.
La portavoz Sarah Sanders se puso como ejemplo del buen trato de Trump hacia las mujeres, aunque ignoró preguntas sobre si el presidente tiene la moralidad suficiente para tratar temas de acoso y abuso sexual dado su historial y su apoyo al candidato republicano al Senado por Alabama, Roy Moore, también acusado de acoso.