Abogada especialista en aplicación de programas antisobornos, Marisol Pérez Villanueva, criticó que los esfuerzos del Sistema Nacional Anticorrupción, se ha quedado sólo en buenas intenciones
Guadalupe Rosas Suárez/Toluca
En la actualidad, no sólo a nivel político sino social y empresarial, hemos “normalizado la corrupción” y pese a los esfuerzos del Sistema Nacional Anticorrupción, se ha quedado en las buenas intenciones y no contamos con nada fáctico, se necesita un cambio conductual tanto en gobernantes, como en los propios empresarios grandes y pequeños, sostuvo Marisol Pérez Villanueva, abogada especialista en la aplicación de programas antisobornos.
Al impartir la videoconferencia “Mediciones de la Corrupción” dirigida a los afiliados a la Cámara Nacional de Comercio Servicios y Turismo del valle de Toluca, destacó que “no nacemos corruptos y la integridad también se aprende”, en este caso, los empresarios, los prestadores de servicios y sus proveedores, deben manejar con integridad sus negocios, aunque parezca utópico o doctrinario. En el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2020 de Transparencia Internacional México se ubicó en el puesto 124 entre 180 países, cuando en la anterior edición estaba en el sitio 130. Sin embargo, la ponente subrayó que esas mediciones no siempre se pueden “palpar” por la población, porque en ocasiones están sujetas a los cambios en las administraciones, pero lo que sí se percibe son las cuestiones objetivas que en el día a día se desarrollan para combatir las corruptelas.
En este caso, sostuvo que la corrupción se va a erradicar cuando se entienda que es un tema conductual, lo cual implica un cambio de actitud, sobre todo, privilegiar la integridad y la ética, el problema es que cada vez es más silenciosa y “sofisticada”, por eso la normalizamos y hemos perdido la sensibilidad ante lo que es correcto.
“Cada vez nos canalizamos más a cómo evado, cómo no cumplo, nos sobrerregulamos, establecemos exceso de controles y se piensa en estrategias más sofisticadas para realizar estrategias de corrupción, lo cual es desolador e implica que existe un gran camino por recorrer en estos temas”.
Ante ello, insistió en que la corrupción corresponde a la conducta social, no se reduce sólo a un tema de leyes, de controles o procesos y programas “cosméticos”.
Por lo que corresponde a la iniciativa privada, es necesario reclutar el personal para una mejor toma de decisiones, a fin de que cuando se encuentren con un dilema ético en sus decisiones se privilegie la integridad. Esto requiere sensibilizar y no sólo capacitar, es necesario habilitar, entender y asumir la responsabilidad y las consecuencias que trae consigo no ser honesto y ser corrupto.
Señalan pérdida de sensibilidad ante lo que es correcto, por lo cual piden a prestadores de servicios y sus proveedores, manejar con integridad sus negocios, aunque parezca utópico o doctrinario