Por lo que el coordinador de la maestría en calidad ambiental de la Facultad de Química de la UAEM, Alfredo Liévanos Barrera urgió a cambiar los hábitos de consumo.
Guadalupe Rosas Suárez/Toluca
Urge establecer una cultura ambiental, cambiar nuestro consumo y lo que tiramos a la basura. En México se desperdician 20.4 millones de toneladas de alimentos cada año; en promedio, casi 158 kilos por persona; por día, medio kilo cada uno, lamentó Alfredo Liévanos Barrera, coordinador de la maestría en calidad ambiental de la Facultad de Química de la Universidad Autónoma del Estado de México.
“Ya convivimos con los efectos del cambio climático”, subrayó el catedrático al dictar la conferencia titulada “Educación como baluarte de la gestión ambiental”, donde se pronunció por tomar decisiones desde lo local para revertir el daño ambiental.
Refirió que el denominado “Índice de desperdicios de alimentos 2021, expone una cifra casi aterradora: en el 2019, a nivel mundial, se generaron 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados.
Lo anterior, sugiere que, aproximadamente, el 20% de la producción total de alimentos en el mundo fue a parar a la basura. De las 931 toneladas de desperdicio de alimentos: 61% es doméstica, 26% servicio de alimentos y 13% es de origen comercial.
A esa problemática, dijo que se debe sumar el hecho de que en México se generan 42 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, al año. Esta cantidad equivale a 175 veces el volumen de la pirámide del Sol de Teotihuacán.
Con 16 mil 739 toneladas diarias, el Estado de México es el mayor productor de desechos a nivel nacional, seguido por la Ciudad de México, que produce 9 mil 552 toneladas de residuos sólidos urbanos.
Subrayó que la mayoría de los desechos podrían aprovecharse, pues de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, únicamente, el cinco por ciento se recolectan de manera separada en orgánicos e inorgánicos.
“Tenemos mucho que hacer y debemos aliarnos con la sociedad”, subrayó al pedir a los jóvenes que pongan en marcha con varias estrategias a nivel personal y como universidad: no unicel, no pet, cuidemos lo que compramos y lo que tiramos a la basura. Debemos emigrar a energías verdes, debemos emprender nuevos desarrollos y los edificios deben tener características de contexto sustentable, hasta recuperar el agua de lluvia.
El investigador de la facultad de Química, insistió en que “todos contaminamos y la familia es el espejo de la sociedad”, por tanto, si tenemos una sociedad contaminadora, es porque la familia así lo es, de ahí la necesidad de corregir las medidas ambientales desde el hogar, “emprendamos acciones locales, para lograr efectos globales”, ya que los grandes proyectos, generalmente inician a microescala.
Una persona desperdicie cada día, medio kilo de comida,