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Sargazo, amenaza internacional para el sector turístico

IMPULSO/Agencia SUN

Quintana Roo

Los volúmenes de sargazo que desde hace meses recalan masivamente en playas del sureste mexicano y costas del Caribe constituyen un desafío internacional por los impactos económicos que conllevan al afectar la actividad turística.

“El problema es internacional. Hay sargazo en República Dominicana, en Cuba, en Costa Rica, en Haití, en todas las islas del Caribe. Entonces es un tema en el que no hay a quién echarle la culpa. Es tan masiva la cantidad de sargazo que está llegando, que no habrá dinero que alcance para darle solución”, afirma el presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos, Roberto Cintrón.

Quintana Roo, con sus casi 100 mil cuartos, recibió a 16.9 millones de visitantes en 2017. En ese mismo año, al Aeropuerto Internacional de Cancún arribaron 23 millones de vacacionistas, de los cuales 12 millones se hospedaron en más de 36 mil habitaciones.

Según cifras de la Secretaría Estatal de Turismo (Sedetur), citadas por la Comisión Inmobiliaria del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la derrama económica anual del turismo y sus visitantes alcanzó los 8 mil 810 millones de dólares.

De ese tamaño es el riesgo económico para Cancún, líder turístico en México y en Latinoamérica, que ha comenzado a resentir los impactos de la presencia masiva del sargazo, al experimentar salidas anticipadas de turistas molestos por no poder entrar al mar; recomendaciones de no vacacionar en el destino y cancelaciones.

“Es una afectación mayúscula, de proporciones internacionales. Hay quienes ya están pidiendo que se declare un tema de emergencia internacional”, explica Roberto Citrón.

Incluso, los hoteleros han contratado personal para la limpieza de sus frentes de playa o asignan a sus propios empleados para esa faena, además de pagar a empresas privadas para su transportación.

De acuerdo con datos de hoteleros en Puerto Morelos, durante 2017 se removieron 29 mil 898 metros cúbicos de sargazo. Considerando que un camión de nueve metros cúbicos cobra mil 200 pesos por transportar el sargazo, se estima que el costo anual fue de un millón 510 mil pesos.

La amenaza ocre. La presencia de sargazo en las costas de Quintana Roo no es nueva. Ocurre anualmente, por temporadas y se espera que este año el recale se intensifique tres veces más que en 2015, cuando constituyó una emergencia, según pronósticos internacionales de instituciones de investigación, universidades y la NASA.

Tan sólo de junio al 19 de julio pasado, el gobierno de Cancún recolectó 4 mil 247 metros cúbicos en 13 de sus playas, lo que es equivalente a 2 mil 991 toneladas de alga marina. En el municipio de Puerto Morelos se recogen casi 100 toneladas por día.

La Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo (SEMA) reportó que desde el 22 de junio hasta el 29 de julio se han recolectado más de 106 mil metros cúbicos de sargazo en playas de seis municipios: Cancún, Puerto Morelos, Solidaridad, Cozumel, Tulum y Othón P. Blanco.

En agosto de 2015 llegó a removerse en Cancún, Playa del Carmen, Cozumel, Tulum y Othon P. Blanco un promedio de 71 mil 353 metros cúbicos de sargazo, de acuerdo con la SEMA.

Las alfombras color ocre están compuestas por sargazo pelágico, de las especies Sargassum natans y Sargassum fluitans, del Mar de los Sargazos, en el Atlántico Norte y al norte de la cuenca del Amazonas.

El fenómeno se ha atribuido al alto contenido de nutrientes del agua proveniente de la cuenca del Amazona y por el calentamiento global, según el estudio Afluencia masiva de sargazo pelágico a la costa del Caribe Mexicano (2014-2015), de los especialistas de la UNAM Brigitta Van Tussenbroek, Rosa Rodríguez y Eric Jordán.

Los daños ambientales provocados por el recale de sargazo y su descomposición abarcan la playa, el arrecife, los pastos marinos y la tortuga marina, según ambas científicas.

La acumulación y descomposición del sargazo genera gases tóxicos y modifica el PH del agua. Forma además una “marea café”, al regresar al mar, reduciendo el paso de la luz y provocando la mortalidad de fauna submarina y pastos marinos.

Pese a que en 2015 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) emitió lineamientos generales para la remoción, manejo y disposición final de sargazo, los impactos ambientales no se evitaron.

La remoción con maquinaria pesada provocó la erosión de las playas, ya que cerca del 40% del material retirado con retroexcavadoras fue arena. La maquinaria compactó la arena, provocando que la playa perdiera porosidad y su capacidad de generar dunas; destruyó nidos de tortuga y mató a las crías de esa especie amenazada.

La oportunidad perdida. En 2015, según Van Tussenbroek y Rosa Rodríguez, se impulsó un proyecto gubernamental con 150 millones de pesos que el gobierno federal destinó para la contratación de personal, equipo y maquinaria de limpieza, además del financiamiento de un grupo científico de expertos e instituciones para estudiar el fenómeno.

Se asignaron 60 millones de pesos para contratar maquinaria y emplear a 4 mil 404 trabajadores, a fin de remover el sargazo, lo que sirvió para limpiar apenas 10% de las mismas.

Otra cantidad se entregó al Centro de Innovación e Investigación para el Desarrollo Sustentable (CIIDES), para el desarrollo del proyecto piloto para el Manejo Integral del Sargazo, específicamente en el Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos.

“El proyecto piloto no fue implementado por diferentes razones (…) El equipo adquirido por CIIDES fue entregado a Semar, quien a su vez se lo entregó en comodato al municipio de Puerto Morelos. Meses después hubo cambio de gobierno (2016) y nadie se hizo responsable de vigilar el almacenamiento ni el mantenimiento del equipo”, detallan.

Cuando volvió a llegar sargazo en forma masiva en 2017, las embarcaciones y las bandas transportadoras ya no funcionaban por falta de mantenimiento y la reparación de cada una superaba los 200 mil pesos.

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