IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave
SALVADOR FLORES LLAMAS
Emprendió el viaje al éter eterno mi querido amigo, entregado condiscípulo y reconocido colega Salvador Flores Llamas.
La carrera la cursamos en la misma escuela de periodismo, la Carlos Septién García, nunca importó en la hermandad que el fuera una generación anterior a la nuestra y también un año mayor que el autor.
Lo hemos dicho y hoy lo repito, somos comunicadores y tal parece que no nos sabemos comunicar entre pares, el diario quehacer de la noticia a veces nos separa.
En los últimos años, Chava Flores, sin ser socio empezó a frecuentar al querido Club Primera Plana. Con tal motivo reanudamos nuestros encuentros, a veces con otros camaradas y a veces solos los dos, frecuentábamos las cantinas de las buenas comidas y mejores tragos.
Nuestro Club nos informó de la triste noticia: Estimados Socios: Nos permitimos informar con profunda pena, el sensible fallecimiento de nuestro colega y amigo el periodista. Don Salvador Flores Llamas, acaecido el 31 de marzo en la Ciudad de México.
Esta es la semblanza que nos hizo llegar nuestra organización gremial este 2 de abril: “Oriundo de La Piedad, Michoacán, la tarde del domingo 31 de marzo dejó de existir el periodista Don Salvador Flores Llamas, fecundo, muy respetado, muy conocido y reconocido reportero y columnista de diversos medios, pero fundamentalmente del periódico “Ovaciones”, uno de los diarios más importantes y donde publicó exclusivas. En 1984, Don Chava, como se le llamaba con gran afecto, recibió el Premio Nacional de Periodismo, en el género de noticia.
Estudió en la escuela de periodismo “Carlos Septién García”, donde se hizo amigo de su paisano Manuel Buendía, a quien ayudaría con algunas colaboraciones. Era 1959. Inició su carrera como director de un periódico de San Luis Potosí́.
Regreso a la ciudad de México y en los 60’s incursionó en Ovaciones. De sus primeras fuentes que cubrió́, fue lo que después se conoció́ como CONASUPO, organismo cuyo director fue, quien seria uno de sus grandes amigos, Carlos Hank González.
Más tarde en Ovaciones, donde con frecuencia se llevaba las “ocho columnas” de la famosa “Segunda de Ovaciones”, cubrió la campaña de Luis Echeverría y comenzó́ a trabajar la información de Presidencia de la República con José́ López Portillo, y siguió́ con Miguel de la Madrid.
También fue el reportero encargado de las fuentes de la Cámara de Diputados, del Partido Revolucionario Institucional, del Departamento del Distrito Federal, entre otras muchas. También fue enviado a la campana de Carlos Salinas de Gortari, junto otro gran amigo, compañeros de mil batallas, Don Benjamín Flores de la Vega, el “Benjas”, como le decía.
Hombre anécdota –sabia mucho-, fue amigo de don Francisco Galindo Ochoa, en ese entonces Jefe de Prensa de la Presidencia con López Portillo. Otros de sus grandes amigos: Don Fernando González Díaz Lombardo y Fernando González Parra, quien adquirieron Ovaciones en 1950.
Roberto Noriega, Juan Nieto Martínez y Jesús Saldaña, compañeros de la fuente presidencial. Mauro Jiménez Lazcano, su paisano Humberto Romero Pérez. Porfirio Muñoz Ledo y Miguel Montes -era su pariente-, Don Manuel Alonso, su gran amigo. Leopoldo Regalado, Norberto de Aquino, el papá y los hijos. El famoso “Matarili”, Mario Munguía, Jacobo Zabludovsky, Joaquín López Dóriga. Y un larguísimo etcétera.
Don Chava fue un gran periodistas y excelente amigo. Maravilloso esposo y padre de familia. Deja lecciones muy importantes de disciplina, profesionalismo, responsabilidad.
Fue un hombre muy preparado a quien no gustaba decir su edad. Y justo es respetarlo. Fue periodista hasta su muerte. Una neumonía que se complicó con problemas renales, y otros males, acabaron con la vida de este gran hombre, a quien siempre se le recordará con admiración y a quien se le rendirá́ permanente homenaje. Gracias, don Chava, por su gran legado. Ahora usted es una leyenda. La semblanza es del licenciado José́ Luis Uribe Ortega, presidente del Club Primera Plana.
No unimos al pésame a su querida familia y a sus incontables amigos y colegas. Chava: ya moras en el éter eterno, pero también por siempre en nuestros corazones.