IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
Abogado especialista en apelaciones, socio de un importante bufete y sin experiencia diplomática, pero con el oído de quienes rodean al presidente estadounidense Donald Trump. Así es Christopher Landau, nominado como próximo embajador en México.
Sus dos primeros años de infancia los pasó en Madrid, España, donde su padre, George Landau, fue subjefe de la misión diplomática de Estados Unidos (1962-1965) y donde Christopher nació el 13 de noviembre de 1963. Fue su primer acercamiento con el español, que habla con fluidez. Luego vendrían años clave en su vida en los que se acercó a la realidad latinoamericana, sobre todo por su padre, quien fungió como embajador en Paraguay (1972-1977), Chile (1977-1982) y Venezuela (1982-1985). Además, Christopher escribió su tesis sobre las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela en la década de 1940.
De esos tiempos viene el acento sudamericano de Christopher. Aunque no siguió los pasos de su padre, sí manifestó interés en Latinoamérica, y se certificó en estudios sobre la región en Harvard, de donde se graduó con honores, en 1985. Luego obtendría el doctorado en jurisprudencia, también con honores, de la Escuela de Leyes de Harvard, en 1989.
Republicano, de tendencia conservadora, fue asistente de dos de los jueces más conservadores del Tribunal Supremo: Clarence Thomas y Antonin Scalia.
Casado con Caroline Bruce y padre de dos hijos, Landau ha trabajado la mayor parte de su carrera como abogado experto en apelaciones para firmas privadas. En la biografía que publica de él el bufete Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, del que es socio, se destaca que “Chris es conocido como el ‘abogado de abogados’: se involucra íntima y personalmente en cada aspecto de un caso, desde el desarrollo de la estrategia hasta la elaboración de argumentos orales”.
Esa característica, señalaron expertos, será clave, si es confirmado como embajador, para manejar una relación bilateral con tantos temas espinosos como la de EU y México, empezando por el migratorio.
Christopher, cuya nominación requiere de la aprobación del Senado, no es ajeno a este tema: uno de los casos más reconocidos que ganó en la corte fue el de Maslenjak v. United States, de 2017 sobre una inmigrante serbobosnia, quien pidió el estatus de refugiada para ella y su esposo en EU durante la guerra civil bosnia. Para conseguirlo mintió sobre el actuar de su marido, Ratko. Años después solicitó la ciudadanía estadounidense.
Cuando las autoridades descubrieron el engaño, el caso fue llevado a juicio y se determinó que debería serle arrebatada la ciudadanía, pero la Corte determinó que el gobierno sólo podía arrebatar a un ciudadano naturalizado la ciudadanía si la mentira que hubiera dicho afectaba la decisión acerca de su naturalización.
Landau pasó 25 años en el bufete Kirk- land & Ellis, del que fue socio. También se le conoció como uno de los 41 firmantes de una carta en apoyo a la polémica nominación -en medio de acusaciones no probadas de abuso sexual- de Brett Kavanaugh para la Suprema Corte. Kavanaugh se impuso al final. Después de eso, surgieron versiones de que Christopher podría sustituir a Kavanaugh en la Corte de Apelaciones del Circuito de Washington D.C. En vez de ello, Trump optó por nominarlo como embajador. La decisión ha dividido a expertos.
De un lado están los que subrayan la inexperiencia de Landau. Este sector señala que el trabajo requiere de una trayectoria como la que tenía Roberta Jacobson -quien además de embajadora había sido secretaria asistente de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental- , no sólo porque se trata de una relación complicada, con temas que van del muro fronterizo y la migración al narcotráfico, sino por las diferencias que puedan surgir con el propio presidente estadounidense Donald Trump, en una administración que la propia Jacobson describió como “caótica”. Cuestionada al respecto, Jacobson se limitó a decir que el padre de Landau “era bien conocido en el buró latinoamericano”.
Un funcionario demócrata expresó a medios estadounidenses su decepción por la nominación de Landau. “El presidente Trump necesita entender finalmente que México siempre ha sido una de las relaciones bilaterales más importantes que tenemos. No hay decisión binaria entre dejar las embajadas vacantes o llenarlas de simpatizantes políticos sin preparación para manejar la diplomacia global y defender nuestros intereses nacionales”.
Con todo, no sería la primera vez que un abogado salta al mundo de la diplomacia. Ocurrió ya en la administración de George W. Bush, quien nominó a Antonio Garza como embajador en México, pese a no tener experiencia en el ámbito. Ocupó el cargo entre 2002 y 2009.
John Quinn, socio de Landau en el bufete Quinn Emanuel, opinó distinto. En una declaración, aseguró que “Chris es un abogado brillante y ha sido un defensor sobresaliente para los clientes de Quinn Emanuel. Como embajador, dedicará su inteligencia única y su alto profesionalismo a la tarea de defender al país”.
Expertos como Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, resaltaron, más que la figura de Landau, la importancia de tener finalmente un embajador en México, puesto que Jacobson dejó vacante en mayo de 2018.
“Son noticias bienvenidas que Estados Unidos tenga finalmente un embajador en México. La relación entre Estados Unidos y México está en un momento crucial y es esencial para Washington tener a alguien con autoridad para lidiar con temas complejos de la agenda bilateral. A pesar de que Landau no tiene experiencia diplomática, su trayectoria profesional como abogado será un activo importante”, dijo a EL UNIVERSAL.
Quienes lo conocen destacan su tenacidad para lograr lo que se propone y su dedicación; sin embargo, en la era Trump, esas cualidades no bastan.
Como ha quedado demostrado a lo largo de la actual administración, es más importante tener el oído del mandatario. “Parece que Landau viene a su puesto por medio del secretario de Estado, Mike Pompeo. Así, podemos decir que no es exactamente un amigo cercano de Trump, pero sí es una persona de confianza del jefe de las relaciones exteriores de Estados Unidos”, explica a este diario Duncan Wood, director del Instituto México del Wilson Center.
Más importante que un vínculo personal, acotó Wood, “es que Landau es nombrado por Trump y representará a la administración. Es algo que no hemos visto en México desde la inauguración de Trump hace dos años. ¿Por qué es importante? Porque estamos pasando por un periodo en la relación bilateral cuando vemos varios puntos de conflicto potenciales: migración, seguridad, narcotráfico y Venezuela. Es crucial tener una voz que representa al presidente”.