La suciedad acumulada había oscurecido tanto la pieza que después de su tratamiento pudieron identificarse en ella los atributos de la Virgen Dolorosa
IMPULSO/ San Juan del Río
El pasado 3 de febrero, especialistas en restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) entregaron a la comunidad de San Miguel de los Menores de Abajo, ubicada en este municipio duranguense, un cuadro del siglo XVIII con la imagen de una Virgen de Dolores, el cual fue objeto de acciones de conservación preventiva, entre enero y noviembre de 2020.
Para el personal del Centro INAH Durango, más que la conclusión de un proyecto, tal acto representa el inicio de una sinergia con la feligresía del Templo de San Miguel Arcángel, orientada a lograr la atención del resto de los bienes muebles históricos alojados en este recinto religioso.
La restauradora encargada de la intervención de la obra pictórica, Rosa María Ortiz Barrera, señaló que esta colaboración entre el Área de Conservación del Centro INAH y la comunidad de San Miguel inició en 2019, cuando los feligreses solicitaron a la institución una visita a su templo, ubicado en la que fuera la capilla de la Hacienda de los Menores de Abajo.
La inspección subsecuente permitió registrar en el sistema del instituto, un par de retablos barrocos, una decena de esculturas de bulto y dos pinturas de caballete, conjunto cuya antigüedad se remonta a la primera mitad del siglo XVIII.
Derivado de dicho ejercicio, se determinó que el elemento más dañado y sobre el cual eran urgentes acciones de estabilización, era la referida pintura de la Virgen Dolorosa, la cual mide 170 cm de alto por 90 cm de largo, y está hecha con la técnica de óleo sobre soporte de lino. Acorde con su inscripción, la pintura fue elaborada ‘a devoción del bachiller Antonio Díaz de Frías’, y se considera de autor anónimo al no presentar firma.
La restauradora explicó que eran dos las principales problemáticas de la pintura: por un lado, el textil estaba casi desprendido de su bastidor; y por otro, suciedad acumulada y la presencia de una mancha de orina de murciélago, la cual era apremiante atender.
“Nos ajustamos a criterios de mínima intervención, justo porque hicimos conservación preventiva y no restauración. Primero recuperamos el plano de la pintura para abordar sus deformaciones y sujetarla al bastidor. Luego hicimos la limpieza en dos fases: una superficial, para eliminar restos de polvo e, incluso, de cemento; y otra en un segundo nivel, a fin de retirar la orina sin alterar el barniz original de la imagen”.
Si bien las labores de atención iniciales se hicieron in situ, como parte de las medidas tomadas a partir de la contingencia sanitaria por la COVID-19, fue necesario llevar la obra al Centro INAH Durango para finalizar su atención.
El trabajo en laboratorio también permitió que al proyecto se sumaran tres jóvenes restauradores: Andrés Aragón Dueñas, Jesús Rivas Vargas y Diana Bollaín y Goytia Aguirre, becarios del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro, que desarrolla el Gobierno de México.
Aunque la atención a la pieza concluyó en noviembre pasado, la entrega a sus devotos se efectúo hasta inicios de este mes, cuando las condiciones del semáforo de riesgo epidemiológico lo permitieron, y bajo medidas de sana distancia.
De acuerdo con la restauradora Rosa María Ortiz, este acto tuvo especial relevancia debido a que los feligreses dijeron que, hasta ahora, no sabían que la imagen era una Virgen Dolorosa, ya que el tono oscuro que daba la suciedad al cuadro impedía distinguir sus detalles iconográficos.
“Para muchas generaciones este cuadro solo había sido un objeto antiguo que resguardaba su iglesia. Ahora, sin embargo, el trabajo de conservación preventiva le devolvió un valor que había perdido no solo en lo estético sino también en lo espiritual”.
Los habitantes de San Miguel de los Menores de Abajo han acogido los trabajos de conservación, ya que de ellos ha surgido la iniciativa para formar una dirección de seguimiento que colecte recursos.