IMPULSO/ Elisa Alanís
El PRI se dice indignado por la corrupción… ajena
La secretaria general del CEN del PRI, Claudia Ruiz Massieu, no se midió con las declaraciones que hizo el lunes 12 de marzo. Resulta que en su partido están muy preocupados por la corrupción. Por las empresas fantasma, el lavado de dinero, la triangulación de recursos. Y les indigna la falta de rendición de cuentas ante la ley. ¿De la administración federal con la Estafa Maestra? ¿De sus miembros o mandatarios como los Duarte? No, de Ricardo Anaya.
“Nos reunimos con el señor Luis Almagro, secretario general de la OEA. El objetivo de este encuentro fue reiterar el compromiso irrestricto de nuestro partido, del PRI, con los principios democráticos y con el combate a la corrupción… También de transmitir nuestra preocupación porque un candidato a la Presidencia de la República está siendo investigado por lavado de dinero, triangulación de recursos y vinculación con empresas fantasma… Nos indigna que el candidato Ricardo Anaya no haya dado una explicación pública…”, sentenció la integrante del Revolucionario Institucional.
La paja en el ojo ajeno. Además, si el contendiente panista tiene que responder ante la justicia, la pesquisa debe estar a cargo de una fiscalía autónoma y no de una procuraduría subordinada al Ejecutivo. Qué lástima que le tocó a Claudia desempeñar ese papel. Por dos cosas: 1.— Luis Almagro está al tanto de México. Así como condena lo que pasa en Venezuela, y en otras partes, lo hace sobre la situación del país. Al PRI-Gobierno se le puede voltear. 2.— Ruiz Massieu, como buena sobrina de Carlos Salinas, tiene tablas políticas. No se había prestado al golpeteo electorero. Incluso cuando fue canciller sostuvo una postura crítica ante la invitación a Donald Trump. Luego le costó el puesto y Enrique Peña puso a Luis Videgray al frente de Relaciones Exteriores, pero ella mostró seriedad. Esta semana, sin embargo, la lanzaron a la pista de los cínicos y le entró al circo.
La Procuraduría General de la República que persigue a Anaya es la misma que se desistió de ejercer acción penal (de una de las acusaciones más graves) en contra del ex gobernador priista de Chihuahua, César Duarte. Es la PGR que destituyó a Santiago Nieto, justo cuando indagaba a Emilio Lozoya y los recursos que presuntamente le transfirieron de Odebrecht durante la campaña de Peña. Santiago rompió el silencio. En una entrevista a The Wall Street Journal, informó que el Gobierno lo trató de sobornar, lo chantajeó, lo amenazó, envió fotos de él con una mujer que no era su esposa (lo que terminó con su matrimonio), y hoy teme por su vida y la de sus hijas.